Unos piensos millonarios

El grupo CAG alcanza unos beneficios de 14,7 millones de euros

Guissona, en la comarca leridana de la Segarra, es un claro ejemplo de población rural cuya vida se desarrolla alrededor de una sola industria. Casi la mitad de sus 4.250 habitantes trabajan en el Grupo Alimentario Guissona, cuyo embrión fue una cooperativa fundada hace 44 años por un grupo de ganaderos y avicultores como alternativa a una actividad agraria de secano y mísera. Actualmente, el grupo aglutina a 53.000 socios en varias provincias.

Tras la reciente reestructuración de esta entidad, la nueva Corporación Alimentaria Guissona (CAG) se ha convertido en una de las empresas líder...

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Guissona, en la comarca leridana de la Segarra, es un claro ejemplo de población rural cuya vida se desarrolla alrededor de una sola industria. Casi la mitad de sus 4.250 habitantes trabajan en el Grupo Alimentario Guissona, cuyo embrión fue una cooperativa fundada hace 44 años por un grupo de ganaderos y avicultores como alternativa a una actividad agraria de secano y mísera. Actualmente, el grupo aglutina a 53.000 socios en varias provincias.

El volumen de ventas ascendió en 2002 a 553,6 millones de euros, una cifra que representa un aumento medio anual del 10%
La plantilla de CAG totaliza 2.580 trabajadores y es como una 'pequeña ONU' en la que conviven empleados de 30 nacionalidades distintas

Tras la reciente reestructuración de esta entidad, la nueva Corporación Alimentaria Guissona (CAG) se ha convertido en una de las empresas líderes del sector agroalimentario español, con una producción anual de un millón de toneladas de piensos, 246.000 de productos cárnicos y 33.000 de elaborados. El grupo aglutina a la Cooperativa Agropecuaria, con 53.000 socios en varias provincias, y a la Corporación Alimentaria, actualmente la empresa principal de la compañía.

Esta sociedad se constituyó hace tres años mediante la aportación de activos y ramas de actividades industriales y comerciales de diversas sociedades que funcionaban bajo el paraguas de la cooperativa. Su verdadera potencia económica está avalada por 5.000 accionistas, todos ellos socios ganaderos de la agropecuaria y empleados de la Corporación.

Los números avanzan en clara progresión. En los últimos años, la dirección de CAG tiene serias dificultades para encontrar en el mercado español la mano de obra que necesita y se ha visto obligada a recurrir a la contratación en origen de trabajadores extranjeros. La CAG es como una pequeña ONU en la que conviven empleados de 30 nacionalidades distintas. Su plantilla ha pasado de los 1.456 trabajadores que tenía en 1997 a los 2.580 actuales. De éstos, 756 son extranjeros, cifra que representa el 29% del total de la plantilla, cuando hace sólo cuatro años este porcentaje apenas llegaba al 1%. El colectivo de empleados foráneos más numeroso en la empresa es el integrado por ucranios (63%), seguido por los senegaleses (9%), marroquíes y rumanos (5%) y búlgaros (4%). Los africanos están siendo sustituidos por trabajadores originarios del Este de Europa "porque el perfil de éstos se adapta más a las necesidades empresariales", aclara Antoni Condal, responsable del departamento de relaciones externas. La empresa no para de crecer, lo que le obliga a cambiar sus estructuras para adaptarse a las exigencias del mercado.

Movimientos societarios

El pasado 8 de mayo, la junta general de accionistas de la CAG aprobó la fusión por absorción de sus filiales Àrea de Guissona y Alfalfa y Piensos. Con esta iniciativa, que forma parte del proceso de reestructuración iniciado en 1999 con la constitución de la Corporación, esta sociedad pasa a gestionar prácticamente todas las actividades industriales y comerciales del grupo, siendo las últimas las de las tiendas bonÀrea y las de la planta deshidratadora de forrrajes y piensos fibrosos ubicada en Bujaraloz (Zaragoza). La Agropecuaria, que aportó a la nueva sociedad las actividades productivas y comerciales de piensos y mataderos y ostenta el 18,6% del accionariado, se mantiene como cooperativa con la actividad avícola y ganadera de sus socios integrados. Las producciones de éstos fueron durante 2002 las siguientes: 30,3 millones de pollos, 1,6 millones de pavos, 7,5 millones de codornices, 23,6 millones de docenas de huevos, 556.000 cerdos de engorde y 23.000 terneros.

El modelo de organización del grupo está basado en la gestión directa del ciclo productivo completo y en el control exhaustivo de toda la cadena alimentaria, lo que hace que los productos lleguen al consumidor en 24 horas, sin intermediarios y a precios de hasta un 30% más económicos. La compañía lo controla todo, desde la cría y engorde del ganado en las granjas de los asociados, pasando por la elaboración del pienso y la transformación de los productos cárnicos en la Corporación, y finalizando con la comercialización directa de los mismos a través de las 242 tiendas bonÀrea que tiene en más de 140 poblaciones de Cataluña, Aragón, Castellón y en la ciudad de Madrid. Esta cadena vendió el año pasado 73,5 millones de kilos de carne, por un importe de 259,6 millones de euros. Durante el pasado ejercicio, el grupo alimentario Guissona consiguió superar ampliamente los objetivos previstos. Según el balance de resultados, la Corporación obtuvo durante 2002 unos beneficios netos de 14,7 millones de euros, un 88,6 % superior al año anterior, siendo el cash flow después de impuestos de 23,3 millones, lo que supone un incremento del 55%.

El volumen de ventas ascendió a 553,6 millones de euros, cifra que representa un crecimiento anual del 10%, y ello a pesar de que los precios medios por kilo fueron inferiores al año anterior, un -5,5% en carnes y un -2,6% en piensos. Las inversiones realizadas fueron de 15,2 millones de euros. El paso de sociedad cooperativa a sociedad mercantil ha permitido aglutinar en una única compañía todas las actividades industriales y comerciales de piensos y de carnes, dotándola de una formalidad jurídica ágil que le permitiera acceder a operaciones financieras y a mercados de capitales vedadas a las cooperativas. Se pretendía preservar así el futuro de estas actividades y facilitar los medios para un mayor crecimiento. El resultado no ha podido ser más satisfactorio para los intereses de la sociedad, que acaba de aprobar el pago de un dividendo a sus accionistas de 4,4 millones de euros, el equivalente al 6% del capital.

Hace un año, coincidiendo con uno de los mejores momentos económicos del grupo, la junta general de accionistas aprobó por unanimidad solicitar que las acciones fueran admitidas a cotización en las bolsas de Barcelona y Madrid mediante su inclusión en el mercado continuo. Seis meses después, los responsables de la compañía dejaron sin efecto la propuesta debido a la incierta situación de los mercados y al anuncio del Gobierno de eliminar las medidas de protección adoptadas por las sociedades cotizadas para hacer frente a posibles OPA hostiles.

Nuevas inversiones

El último informe de gestión presentado a los accionistas señala que en un espacio de cinco a ocho años se espera duplicar la demanda actual de productos cárnicos, por lo que las próximas inversiones irán destinadas a aumentar la calidad y la competitividad en un mercado de por sí muy saturado. Los objetivos de CAG para este año pasan por mantener incrementos de volúmenes en piensos y carnes similares a los del pasado ejercicio, que fueron del 10% y 23%, respectivamente.

Otros proyectos previstos son la inauguración este mes de mayo de la planta de Pet Food, dedicada a la fabricación de alimentos de gama alta para animales de compañía; la apertura de 30 nuevas tiendas bonÀrea y la ampliación de las oficinas centrales. Jaume Alsina Calvet, presidente del grupo y uno de los 15 socios que fundaron la cooperativa hace 44 años, se siente orgulloso del imperio que ha conseguido forjar prácticamente de la nada en una comarca conocida como el granero de Cataluña.

Gasolina barata y otras ofertas

La diversificación de la actividad del grupo alimentario se completa con una red de 13 gasolineras distribuidas en Lleida, Barcelona y Zaragoza, que se caracteriza por ofrecer a sus socios combustible seis céntimos de euro por debajo de los precios de mercado. Según una relación de estaciones de servicio más económicas del Ministerio de Economía, las gasolineras bonÀrea son las que venden el combustible más barato en toda la Península y Baleares. También dispone de una tienda virtual en Internet, con 2.600 referencias y artículos, de los que 250 son productos cárnicos elaborados por la propia empresa. Y pensando en el público en general ha puesto a su disposición un servicio de visitas guiadas a sus instalaciones de Guissona y un área promocional, donde el visitante puede elegir un producto cárnico de la marca bonÀrea y cocinarlo personalmente en el grill del restaurante.

El desayuno se ofrece por 2,10 euros y la comida y la cena, por 3 euros. Desde su inauguración, en 1996, han pasado por este espacio más de dos millones de comensales, con una media aproximada de 350.000 anuales. La estancia se puede aprovechar para disfrutar de otros servicios, como venta de productos cárnicos y alimentación, cafetería, carburantes, lavado de coches y zonas de descanso y pic-nic.

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