Columna

De Valencia a Bilbao

Aunque parezca extraño, las encuestas arrojan pocas novedades en la composición del nuevo parlamento valenciano, y se diría que los efectos electorales de la ilegal guerra de Irak medio se neutralizan con la catarata de infamias que vamos conociendo del régimen de Sadam. Las aguas, pues, vuelven a su cauce y ya se perfila un mapa político autonómico similar al que aún está vigente: mayoría absoluta, o casi, del PP; notable, pero tal vez insuficiente alza del PSPV y un estancamiento de EU pese a los desmanes de Bush, quizá porque la denuncia de la ilegítima ocupación de Irak no se acompañó de u...

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Aunque parezca extraño, las encuestas arrojan pocas novedades en la composición del nuevo parlamento valenciano, y se diría que los efectos electorales de la ilegal guerra de Irak medio se neutralizan con la catarata de infamias que vamos conociendo del régimen de Sadam. Las aguas, pues, vuelven a su cauce y ya se perfila un mapa político autonómico similar al que aún está vigente: mayoría absoluta, o casi, del PP; notable, pero tal vez insuficiente alza del PSPV y un estancamiento de EU pese a los desmanes de Bush, quizá porque la denuncia de la ilegítima ocupación de Irak no se acompañó de una más enérgica condena de los últimos crímenes de Castro. Las encuestas también son unánimes en anunciar el hundimiento de los restos de UV y queda la gran incógnita de ver si el Bloc entra en el hemiciclo, un hecho que sería visto con gran simpatía por muchos valencianos que, a la postre, votarán a otras siglas.

Aparte de los sondeos, y de la sosegada campaña, flota en el ambiente la sensación de que la mesura preside las valoraciones políticas de los ciudadanos, y también que éstos votan exclusivamente en función de sus intereses personales más directos y tangibles, lo que es muy democrático y sincero. Por todo ello cabe predecir que la gran mayoría de las papeletas irán a parar a un liberalismo con obligado acento social, pues por ese derrotero caminan populares y socialistas, si bien unos basculando al centro derecha y otros al centro izquierda.

Y como aquí las cosas barruntan pocas primicias, tal vez convenga mirar hacia las urnas de Bilbao. Porque no hay que olvidar que nunca tanto como ahora el futuro del Estado, no sólo de Euskadi, pasa por los vecinos de la capital económica del norte. El empeño, sin duda, es muy difícil, pero lo cierto es que los bilbaínos tienen en sus manos desbaratar, con gran soberanía, el plan de Ibarretxe. Casi inconquistables para el secesionismo democrático las plazas de Vitoria y San Sebastián, sería muy provechoso para la libertad de todos que los partidos que defienden la Constitución y el Estatuto gobernaran la ciudad de la ría. Atentos a Bilbao.

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