Entrevista:TROTAMUNDOS | RICARDO DARÍN | ACTOR | ESCAPADAS

"Sí quiero", para ir a la Polinesia

Chico conoce a chica y se enamoran. Chico decide hacer el viaje de su vida con la chica, pero sólo puede alcanzar su objetivo si se casa antes con ella. No es el argumento de una road movie, sino la historia real de este actor argentino que en breve se despide del público madrileño y de Art, la obra que lleva representando varios años de su vida...

Júreme que es cierto que se casó para poder viajar con su novia.

Lo juro. En realidad, nosotros no nos queríamos casar, queríamos viajar. Pero no podía ser, ya que ella era menor de edad. Así que su padre y su madr...

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Chico conoce a chica y se enamoran. Chico decide hacer el viaje de su vida con la chica, pero sólo puede alcanzar su objetivo si se casa antes con ella. No es el argumento de una road movie, sino la historia real de este actor argentino que en breve se despide del público madrileño y de Art, la obra que lleva representando varios años de su vida...

Júreme que es cierto que se casó para poder viajar con su novia.

Lo juro. En realidad, nosotros no nos queríamos casar, queríamos viajar. Pero no podía ser, ya que ella era menor de edad. Así que su padre y su madre, dos seres a los que adoro, me dijeron: "Bueno, si están convencidos de que lo que quieren es viajar y se encuentran con el inconveniente de tener que pedirnos permiso, ¿por qué no se casan y así no tienen que pedir nada a nadie?".

Vamos, lo más lógico del mundo. Prosiga.

Entonces yo miré a mi novia y le dije: "¿Vos te quieres casar conmigo?". Y ella dijo: "No". Pero luego nos fue haciendo gracia la idea y pensamos que no era tan grave.

Espere que me siento.

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Cuando nos conocimos hablábamos del lugar al que yo siempre había querido ir, que coincidía con el que soñaba ella: la Polinesia. Así que, cumplido el trámite, nos pusimos en marcha. De eso va a hacer 15 años.

Quince años no es nada, casi como la letra del tango.

El viaje fue larguísimo. A través de Chile, por el Pacífico, llegamos a Los Ángeles, y de ahí, vuelo a la Polinesia, donde pasamos un mes. Luego volvimos a Los Ángeles y alquilamos un coche con el que fuimos hacia San Francisco, por toda la costa oeste de Estados Unidos. De ahí a Nueva York.

Empiezo a pensar que casarse no fue un precio tan caro por semejante planazo.

Desde luego. Pero hay más. En Nueva York notaba que mi mujer dormía muchísimo, que le costaba despertar. Hasta que me dijo: "Me parece que estoy embarazada".

¡No!

¡Sí! Nuestro bebé fue concebido en la Polinesia, y curiosamente lo ves hoy y es medio chino. De hecho, le llamamos El Chino porque tiene los ojos muy rasgados.

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