PERFIL | Anders Moberg

Un as de la venta al detalle

A los 53 años, Anders Moberg, el empresario sueco que convirtió a la casa Ikea en la primera marca mundial de muebles de interior asequibles, acaba de aceptar un reto propio de la fama de hombre resuelto que le precede. Su nuevo despacho ostenta el letrero de presidente y director ejecutivo de Ahold, el grupo holandés de supermercados investigado dentro y fuera de los Países Bajos por prácticas contables irregulares que inflaron sus beneficios en 500 millones de dólares ficticios.

Hijo de un granjero y de una niñera de guardería, Moberg ha convertido la innovación y la atención al clien...

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A los 53 años, Anders Moberg, el empresario sueco que convirtió a la casa Ikea en la primera marca mundial de muebles de interior asequibles, acaba de aceptar un reto propio de la fama de hombre resuelto que le precede. Su nuevo despacho ostenta el letrero de presidente y director ejecutivo de Ahold, el grupo holandés de supermercados investigado dentro y fuera de los Países Bajos por prácticas contables irregulares que inflaron sus beneficios en 500 millones de dólares ficticios.

Hijo de un granjero y de una niñera de guardería, Moberg ha convertido la innovación y la atención al cliente -tanto en Ikea como luego en la estadounidense Home Depot- en las dos columnas vertebrales de su labor de gran vendedor de productos para el hogar. Una filosofía tan elemental como eficaz que le aupó a la presidencia de Ikea con 35 años. Contratado por ésta como un empleado anónimo 15 años antes, permaneció como jefe supremo hasta 1999.

Llamado ahora por la vapuleada Ahold, este aficionado a las películas de James Bond tendrá que demostrar que su estrella de triunfador no se apaga al haber tomado las riendas de una firma apuntalada por cinco bancos tras el descalabro de sus cuentas.

Casado y con tres hijos, de Anders Moberg suele recordarse que es un autodidacta acostumbrado a llegar al trabajo antes que nadie. Algunas compilaciones sobre su vida laboral le ubican en su puesto de madrugada y aseguran que su estilo de gerencia es directo y con vocación internacional.

Una especie de retrato robot perfilado por sus primeras declaraciones en Holanda recogidas por la propia Ahold y que rezan más o menos así: "He tenido la oportunidad de hablar con la gente de esta casa y entre todos haremos las cosas bien". Él, que empezó desde abajo como todo líder que se precie, piensa en una labor de equipo guiada.

En Zaandam, la localidad cercana a Amsterdam que alberga la sede de la cadena de supermercados, esperan que Moberg les devuelva pronto el esplendor perdido. No es ningún secreto que para eso han convocado a un profesional considerado un as de la venta al detalle que figura también en el consejo asesor de Lego, la compañía danesa de juguetes desmontables hasta el infinito; o bien hasta dar con el modelo adecuado. Una metáfora de lo que busca hoy Ahold para salir del bache.

SCIAMMARELLA

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