La noche perpetua
Que Carbonell cante El reloj o El huerfanito con esa cara inmensa de cínico que quiere dar penita, que Wyoming imposte la voz vieja de un negro en Amor de loca juventud o Herminia, que Krahe se ría de lo "muy cursi" (eso dijo) que resulta la letra de Mirando al mar, que Segura intente sobrepasarse con su acompañante (Nuria) mientras cantan Somos novios o que Pepín Tre y Faemino se eternicen explicando qué es un nenúfar podrá disgustar a algún amante del bolero, pero, desde luego, no dejará de hacer reír.
Hacer reír, y es un tópico, también es mu...
Que Carbonell cante El reloj o El huerfanito con esa cara inmensa de cínico que quiere dar penita, que Wyoming imposte la voz vieja de un negro en Amor de loca juventud o Herminia, que Krahe se ría de lo "muy cursi" (eso dijo) que resulta la letra de Mirando al mar, que Segura intente sobrepasarse con su acompañante (Nuria) mientras cantan Somos novios o que Pepín Tre y Faemino se eternicen explicando qué es un nenúfar podrá disgustar a algún amante del bolero, pero, desde luego, no dejará de hacer reír.
Hacer reír, y es un tópico, también es muy serio. Era la primera vez que los seis boleristas ocasionales compartían escenario para presentar la cuota de guasa del disco 18 boleros chulos (la seria, en la que están, entre otros, Pablo Milanés, Javier Ruibal, Martirio, El Cigala, Olga Román o Gema Corredera, es difícil ponerla en práctica) y todo daba a entender que la noche perpetua (anhelo que se desprende de la letra de El reloj) en la que viven les ha provocado ese caos hilarante del que hicieron gala toda la noche y que sus acólitos celebran con entusiasmo.
Varios artistas
Pablo Carbonell, Faemino, Javier Krahe, Santiago Segura, Pepín Tre y El Gran Wyoming (voces), José Luis Yagüe (contrabajo), Rodney D'assis (percusión), Federico Lechner (piano). Sala Galileo Galilei. Madrid, 7 de mayo.