Cartas al director

El Conservatorio de Bagdad

Indignado está el director de orquesta Daniel Barenboim por la permisividad de los soldados estadounidenses ante los saqueos de bienes culturales y arqueológicos de Bagdad. En concreto el conservatorio donde se han roto instrumentos. Parece una secuencia lógica fijarnos en el drama material después del drama humano de una guerra. Desde el puente de Mostar a la Biblioteca de Alejandría hay mucho de lo que arrepentirse.

La historia ha tenido más facilidad para retener nombres de cosas, de generales, incluso de batallas que de nombres y apellidos, que, por numerosos o "insignificantes", só...

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Indignado está el director de orquesta Daniel Barenboim por la permisividad de los soldados estadounidenses ante los saqueos de bienes culturales y arqueológicos de Bagdad. En concreto el conservatorio donde se han roto instrumentos. Parece una secuencia lógica fijarnos en el drama material después del drama humano de una guerra. Desde el puente de Mostar a la Biblioteca de Alejandría hay mucho de lo que arrepentirse.

La historia ha tenido más facilidad para retener nombres de cosas, de generales, incluso de batallas que de nombres y apellidos, que, por numerosos o "insignificantes", sólo son recordados por tumbas a desconocidos o por número de bajas. Pero no conviene perder de vista que con cada vida humana se va mucho más que un objeto.

Por los instrumentos y partituras, no se preocupe, señor Barenboim. Es normal que quienes sólo conocen la música de los cañonazos no sepan apreciar la música que usted interpreta tan magistralmente, ni los instrumentos que la hacen posible. Afortunadamente, la vida sigue y la música podrá seguir siendo bálsamo para tanto horror, para tanto drama humano y material. La pena es que no la harán ni la oirán los muertos.

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