Crónica:FÚTBOL | 30ª jornada de Liga

La Real se pone a rueda

El equipo vasco golea con paciencia a un Rayo hundido y consolida sus aspiraciones

El fútbol tiene a bien, de vez en cuando, juguetear con el engaño. Engañó el Rayo, que salió como un poseso a presionar a la Real en su área con tres jugadores. Es decir, que jugaba arriba, sin miedo, con desparpajo, a la desesperada, porque desesperada es su situación. Y, sin embargo, presionando arriba, ahogando a Xabi Alonso, resulta que no consiguió lanzar un solo disparo a puerta. Claro que en más ocasiones defendía con diez futbolistas que presionaba con tres. He ahí el engaño.

Y engañó la Real, que se antojaba apurada con esa presión insólita de su rival, pero que no era sino una...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El fútbol tiene a bien, de vez en cuando, juguetear con el engaño. Engañó el Rayo, que salió como un poseso a presionar a la Real en su área con tres jugadores. Es decir, que jugaba arriba, sin miedo, con desparpajo, a la desesperada, porque desesperada es su situación. Y, sin embargo, presionando arriba, ahogando a Xabi Alonso, resulta que no consiguió lanzar un solo disparo a puerta. Claro que en más ocasiones defendía con diez futbolistas que presionaba con tres. He ahí el engaño.

Y engañó la Real, que se antojaba apurada con esa presión insólita de su rival, pero que no era sino una actitud de paciencia, de dejar que el enemigo agotara sus energías y esperar el momento oportuno con cualquiera de sus futbolistas. Así parecía que en instante tan señalado -la posibilidad de ponerse a un punto del Madrid-, el partido se le enrevesaba a la Real, obligada a jugar más tiempo del que acostumbra en su propio campo y con el balón en los pies de sus centrales.

REAL SOCIEDAD 5 - RAYO VALLECANO 0

Real Sociedad: Westerveld; López Rekarte, Jauregi, Kvarme, Aranzabal; Karpin (Tayfun, m. 73), Aranburu, Xabi Alonso (Boris, m. 68), De Pedro; Nihat y Kovacevic (De Paula, m. 81).

Rayo Vallecano: Segura; Corino, De Quintana, Quevedo, Graff; Azkoitia (Pablo Sanz, m. 83), Iriney; Peragón, Cembranos (Camuñas, m. 63), Michel; y Bolo (Bolic, m. 63).

Goles: 1-0. M. 45. Empujón de Graff a Kovacevic dentro del área. El penalti lo transforma De Pedro.

2-0. M. 51. Centro de Karpin que ataja Quevedo, que se confía y que tiene que derribar a Kovacevic. El penalti lo marca Karpin.

3-0. M. 58. Nihat, a pase de Kovacevic.

4-0. M. 77. Nihat, de cabeza.

5-0. M. 92. Tayfun, en fallo defensivo.

Árbitro: Undiano Mallenco. Amonestó a De Quintana, Graff y Xabi Alonso.

Unos 27.000 espectadores en Anoeta.

Más información

Pero la Real es un equipo con recursos. Con Xabi Alonso ahogado, tocaba jugar por los costados, donde De Pedro y Karpin hicieron honor a sus galones. Alonso y Aranburu asistieron a ambos, casi al cincuenta por ciento, y de cada jugada nacía una ocasión manifiesta de gol, abortada por centímetros. Hasta en dos ocasiones los defensores del Rayo repelieron en la línea de gol dos balones que se colaban. El Rayo presionaba por el centro y la Real le hizo recular por los costados. Nihat, imparable, hacía el resto: regatear, asistir, disparar. Y Kovacevic, intimidar.

Tanto asustó Kovacevic que Graff, temblando, cometió penalti sobre el yugoslavo al filo del descanso. Un empujón claro, de impotencia, que malgastaba todo el juego defensivo del equipo vallecano. De Pedro no perdonó. Un penalti puede parecer siempre una cuestión accidental. Un infortunio. Algo evitable. Quizás. Lo que era cierto es que, tal y como transcurría el partido, daba igual. La Real habría ganado de cualquier manera a un equipo incapaz en 90 minutos de obligar al portero rival a una leve estirada. Por inercia habría ganado la Real, aunque no hubiera intercedido un segundo penalti a Kovacevic, de Quevedo, lleno de ingenuidad en un balón franco para el veterano jugador rayista.

Todo era engañoso: el Rayo presionaba, pero no atacaba; la Real creaba ocasiones y ganaba de penalti. La jugada del tercer gol redimió al equipo donostiarra. Un balón preciso de Karpin que Kovacevic controló de espaldas girando hacia la izquierda, por donde entraba en solitario De Pedro, pero el yugoslavo metió al otro lado, al hueco, para Nihat, que marcó metiendo el balón entre las piernas de Segura. El cuarto le dio gustito a Nihat porque lo marcó de cabeza. El quinto, a un suplente, Tayfun, con poquitos minutos. Todos felices.

El Rayo, hundido, apeló a la honradez, a asear su figura y, ¡oh, milagro!, en el minuto 77, Bolic demostró con un derechazo que la Real sí había alineado un portero que hasta entonces se había limitado a sacar de puerta.

La Real se puso a rueda del título en un partido que nació engañoso y acabó transparente: hizo honor a su condición de aspirante al título. Y el Rayo, al descenso. Sin engaños.

De Pedro trata de superar a Azkoitia y a Peragón.EFE

Archivado En