Columna

Caballeros

Yo, que siempre he sido ajeno a la Semana Santa y que siempre he mirado perplejo el mundo de las cofradías, he descubierto este año su vertiente sexual. Cierto comunicado emitido la semana pasada por la sección conservadora de la Cofradía de Mena, cuyos portadores llevan en Málaga al Santo Cristo de la Buena Muerte, me ha proporcionado una idea formidable para un relato erótico de alto voltaje. Mi perversión tiene un límite, y sin la ayuda de estos caballeros yo jamás habría llegado a tanto.

Ignoraba para empezar que el mundo de los costaleros fuera un mundo exclusivo de machos. Claro q...

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Yo, que siempre he sido ajeno a la Semana Santa y que siempre he mirado perplejo el mundo de las cofradías, he descubierto este año su vertiente sexual. Cierto comunicado emitido la semana pasada por la sección conservadora de la Cofradía de Mena, cuyos portadores llevan en Málaga al Santo Cristo de la Buena Muerte, me ha proporcionado una idea formidable para un relato erótico de alto voltaje. Mi perversión tiene un límite, y sin la ayuda de estos caballeros yo jamás habría llegado a tanto.

Ignoraba para empezar que el mundo de los costaleros fuera un mundo exclusivo de machos. Claro que estando por medio la Iglesia católica, -decana de los Only Men-, resulta comprensible. El caso es que a las chicas no se les permite, o no se les había permitido hasta ahora, portar Cristos. Pero este año Adela Utrera, secretaria de la Cofradía de Mena, no ha querido respetar la tradición. Lo primero que me sorprendió es que el debate del asunto provocara una "acalorada sesión", como decía este periódico. Uno piensa que la cosa no tiene mayor enjundia. Si esta Adela Utrera quiere cargar durante seis horas al Cristo de la Buena Muerte, adelante. Ya me gustaría a mí que las mujeres de mi familia mostraran la misma disposición que ella cuando hay que cargar maletas en el aeropuerto. Pero no; su petición provocó en la cofradía un conflicto semejante al bochornoso follón que todos los años se monta en Guipuzcoa con el maldito desfile del Alarde, otro espectáculo only men en el que las mujeres no tienen cabida si no es como espectadoras, admirando la belleza de la marcha en el caso de Guipuzcoa o la fuerza del macho piadoso en las procesiones de Semana Santa.

Aunque con gran división interna, el Cabildo de la Cofradía de Mena terminó autorizando la participación de Utrera. Inmersos en la Segunda Modernización de Andalucía y sumergidos en la Sociedad del Conocimiento, resulta alucinante que de los 377 votos emitidos, 161 -el cuarenta y tantos por ciento- fueran votos partidarios de la prohibición. Con todo, lo mejor no es esto. Lo mejor es, como he dicho, el comunicado emitido por los hermanos derrotados, que tras la votación iniciaron una recogida de firmas para impedir que nuestra buena mujer cargara con el Cristo. Fascinante el perfil psicosocial del individuo que es capaz de dedicar un solo minuto de su vida a recoger firmas para que una chica no cargue al hombro un Cristo de Semana Santa.

A lo que vamos, al comunicado, que es lo que me ha hecho descubrir la vertiente erótica de las procesiones de Semana Santa, espectáculos que nunca volveré a ver con los ojos laicos y extraterrestres con que los he mirado hasta ahora. Con su recogida de firmas, la sección conservadora de la Cofradía de Mena ha tratado de "evitar que exista una extraña mezcolanza entre varales que podría dar lugar a convertir el acto de fe en un acto lúdico festivo, más dado a la imaginación de todo tipo y no al recogimiento y a la oración".

Sacrílego y calenturiento, yo jamás habría concebido lo que estas palabras insinúan. ¡Imaginación de todo tipo bajo un paso de procesión! ¡Con el Cristo de la Buena Muerte al hombro! Un hallazgo. Enhorabuena caballeros.

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