Una nonagenaria muere asfixiada en su casa a manos de una ladrona

El hijo de la víctima halló a su madre en el dormitorio principal de la vivienda

Un nuevo crimen sacudió el Viernes Santo la tranquilidad de la Semana Santa en Madrid. Una anciana de 97 años, María Iribarren Gallues, fue hallada muerta y maniatada al mediodía del viernes por su hijo, cuando regresaba de dar un paseo. La víctima se encontraba en el dormitorio principal, boca arriba y con signos de asfixia. Tenía el delantal de una muñeca de juguete metido en la boca. La policía busca a una mujer vestida de oscuro y con el pelo largo que estuvo llamando por los pisos del inmueble, en el barrio de Salamanca, para vender ropa. Supuestamente, entró en la casa aprovechando que l...

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Un nuevo crimen sacudió el Viernes Santo la tranquilidad de la Semana Santa en Madrid. Una anciana de 97 años, María Iribarren Gallues, fue hallada muerta y maniatada al mediodía del viernes por su hijo, cuando regresaba de dar un paseo. La víctima se encontraba en el dormitorio principal, boca arriba y con signos de asfixia. Tenía el delantal de una muñeca de juguete metido en la boca. La policía busca a una mujer vestida de oscuro y con el pelo largo que estuvo llamando por los pisos del inmueble, en el barrio de Salamanca, para vender ropa. Supuestamente, entró en la casa aprovechando que la víctima estaba sola. El domicilio estaba revuelto, aunque el hijo de la fallecida no echó nada en falta.

Los hechos se produjeron pasadas las 14.00 del viernes en el piso 6º B del número 71 de la calle de Ayala, en pleno barrio de Salamanca. A esa hora, el conserje del inmueble había acabado su jornada laboral, por lo que la portería se había quedado vacía. Ese momento fue aprovechado supuestamente por una vendedora ambulante para llamar al telefonillo y colarse dentro del edificio. Comenzó a tocar en todas las puertas y la mayoría de los vecinos no le abrió. Vendía ropa y objetos usados, según algunos conocidos de la víctima.

Cuando la vendedora llegó al sexto piso, la cosa cambió. Las primeras hipótesis apuntan a que la víctima le abrió la puerta y le dijo que estaba sola en la vivienda, por lo que la vendedora aprovechó para colarse en el interior y perpetrar su verdadero objetivo: robar todos los objetos de valor.

Para evitarse problemas, la intrusa maniató a la nonagenaria y le metió en la boca el delantal de una muñeca de juguete para evitar que gritase y alertara a otros vecinos. Pero María Iribarren pudo zafarse de sus ataduras y comenzó a chillar pidiendo auxilio, según comentaron algunos vecinos que llamaron de inmediato al teléfono de Emergencias 112.

Mientras, la mujer que entró a robar la maniató de nuevo, pero más fuerte. También le metió el delantal en la boca para evitar que siguiera gritando. Iribarren fallecía, al poco, asfixiada. La ladrona siguió registrando toda la vivienda hasta que instantes después se marchó sin que nadie haya sido capaz de dar detalles de su aspecto.

A los pocos minutos, regresaban al domicilio el hijo de la víctima, y propietario de la vivienda, junto con su esposa. La puerta de entrada no estaba forzada, pero nada más entrar en la vivienda el matrimonio se percató de que algo no iba bien. El interior estaba revuelto y muchos objetos tirados por el suelo. Cuando llegaron al dormitorio principal, encontraron a María Iribarren caída boca arriba en el suelo, amoratada, con signos evidentes de haber muerto asfixiada. La víctima seguía maniatada con una camisa y amordazada con el delantal de la muñeca.

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Al poco llegó una UVI móvil del Summa. Los facultativos encontraron a la mujer ya fallecida, por lo que sólo pudieron certificar su fallecimiento, según un portavoz de Emergencias 112. Éste no descartó que el fallecimiento se debiera a un paro cardiaco. "Es un extremo que debe confirmar o desmentir la autopsia", concluyó. La mujer también presentaba algún golpe en la cabeza, aunque ninguno de ellos de gravedad.

El cadáver fue trasladado al Instituto Anatómico Forense, donde ayer se le practicó la autopsia. Está previsto que hoy reciba sepultura en el cementerio de San Justo.

La policía intenta identificar ahora a la ladrona que entró en la casa. Un inspector del Grupo de Homicidios comprobó los comercios cercanos al número 71 de la calle de Ayala, en especial alguna entidad bancaria, para comprobar si alguna cámara de seguridad había grabado el paso de la agresora. El Grupo V de Homicidios y agentes de la comisaría de Salamanca se encargan de las pesquisas, que instruye el juzgado 28.

Problemas de visión

Varios vecinos describieron a la fallecida como una persona "alta, delgada y de buen porte" que salía todos los días a la parroquia de Nuestra Señora del Rosario, en la calle de Conde de Peñalver número 40. "También bajaba a comprar el pan a una tienda cercana, pero no salía mucho, porque era una persona muy mayor y tenía problemas de visión. La mujer llevaba más de 30 años viviendo en casa de su hijo, que es realmente el propietario de la vivienda", señaló una vecina que prestó declaración a la policía. "Yo creo que se ha quedado en casa porque iba a venir un nieto suyo a traerle una hija [su bisnie-ta] para que la cuidara", añadió la mujer. La familia es originaria de Vitoria.

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