Reportaje:

El talento no se anuncia, se contiene

Juan Marsé explica a 500 estudiantes por qué son "lamentables" los filmes de sus libros y por qué escribe en castellano

Juan Marsé (Barcelona, 1933) salpica su conversación sobre literatura con constantes referencias al cine. Empieza a hablar de escritores y novelas que le marcaron siendo joven, como Stevenson y La isla del tesoro, por ejemplo, y acaba respondiendo con una comparación cinematográfica al estudiante que se ha interesado por sus recomendaciones literarias

. Con los libros pasa como con los actores que no sabes "por qué te interesan unos y no otros", comentó. En cualquier caso, La isla del tesoro "es una de las novelas más hermosas". No en vano "todo lo que ha escrito [Stevenso...

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Juan Marsé (Barcelona, 1933) salpica su conversación sobre literatura con constantes referencias al cine. Empieza a hablar de escritores y novelas que le marcaron siendo joven, como Stevenson y La isla del tesoro, por ejemplo, y acaba respondiendo con una comparación cinematográfica al estudiante que se ha interesado por sus recomendaciones literarias

. Con los libros pasa como con los actores que no sabes "por qué te interesan unos y no otros", comentó. En cualquier caso, La isla del tesoro "es una de las novelas más hermosas". No en vano "todo lo que ha escrito [Stevenson] lo ha hecho en estado de gracia", añadió el premiado autor de Rabos de lagartija citando a Borges.

Fue una de las escasas citas que empleó el escritor catalán, uno de los más importantes de la narrativa contemporáneo en castellano, durante la charla que mantuvo ayer con más de 500 estudiantes de diversos institutos valencianos dentro de la campaña de animación a la lectura de la Biblioteca Valenciana.

Marsé captó la atención del público, que no paró de preguntar, hablando con claridad y evidenciando un fuerte rechazo hacia ciertas poses frecuentes en algunos escritores. Afirmó que no da conferencias, porque él es el primero en aburrirse, y tampoco asiste a programas de libros de la televisión. "Son muy malos y sólo se va para exhibirse" y promocionar la imagen . "Hombre si yo fuera como Clark Gable...", bromeó sobre su presunta asistencia.

No se extendió demasiado en explicar su vocación literaria y el rol de escritor que no tiene nada idealizado; más bien se acerca a esa imagen de Balzac escribiendo en ropa de dormir, como un esforzado de la pluma. Lo único seguro es su "gran vocación de lector" y que pasó de contar historias en su barrio a intentar escribirlas. "La vocación de escritor es un proceso lento, subterráneo y misterioso que tiene que ver con el paso del tiempo", explicitó. Y él no la descubrió definitivamente hasta su tercera novela, Últimas tardes con Teresa. Insistió, no obstante, en que "leer es lo fundamental".

Muy claro se mostró también cuando respondió sobre las numerosas adaptaciones cinematográficas de su novelas: "los resultados no pueden ser más lamentables y catastróficos". Apuntó con humor que ha llegado a pensar en una conspiración. "Son malas porque son demasiado fieles al libro. Una película buena lo es por sus valores narrativos y cinematográficos", agregó, no sin aprovechar la oportunidad de dar un repasito al realizador Vicente Aranda, que ha adaptado tres de sus libros (La muchacha de las bragas de oro, El amante bilingüe y Si te dicen que caí): "Tiene una fijación... y una tendencia hacia lo escatológico y las escenas eróticas... y además no tiene sentido del humor". Además lamentó que Víctor Erice, el director de posiblemente la mejor película del cine español, El espíritu de la colmena, según dijo, no hubiera dirigido finalmente El embrujo de Shanghai. Este filme de Fernando Trueba "no transmite la menor emoción".

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Igual de transparente se reveló cuando se le formuló la pregunta que, aseguró, siempre espera: ¿Por qué escribe en castellano y no en catalán? "Porque me da la gana", respondió en un principio arrancando el aplauso del público. Luego explicó que aun siendo el catalán su lengua materna "los escritores aprendices fabulan en la lengua por la que les entra la ficción". En su caso, los tebeos y las películas de la posguerra, todos en castellano. "El Gordo y el Flaco nunca fueron en mi casa el Gros y el Prim", recordó el autor, hijo de un republicano catalán encarcelado, "rojo y separatista". "Antes de la represión cultural y social franquista Barcelona ya era bilingüe", añadió. Así que es normal que escriba sus novelas en castellano, al igual que otros autores catalanes como Manuel Vázquez Montalbán, los hermanos Goytisolo, Carlos Barral, Eduardo Mendoza...

Escritores de una Barcelona que Marsé narra en sus libros, sobre todo la de la posguerra, mezclando barrios y experiencias diversas, y fabulando con material inédito. "En todas las novelas hay elementos autobiográficos, algunas veces enmascarados. Trabajo sobre un pasado, unas vivencias, unos recuerdos", contestó el escritor, que da tanta importancia a la forma como al contenido. "La prosa no debe anunciar el talento sino contenerlo", aseveró al tiempo que ponía de modelo a Dickens.

Nada modélico es el gobierno de José María Aznar que ha involucrado al país en una guerra preventiva "injustificable", respondió un muy crítico Marsé, que gritó un Paremos la guerra que levantó los aplausos generalizados de los adolescentes al final. El acto concluyó con un sentido recuerdo del escritor catalán hacia su amigo Terenci Moix, fallecido en la madrugada de ayer.

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