Reportaje:

Realidad inventada

La empresa andaluza Bonzo FX ofrece en Sevilla una clase maestra sobre efectos especiales cinematográficos

"Vosostros escribid el guión pensando que todo lo que quereis hacer se puede hacer, aunque luego llegue el productor y diga que eso no se puede hacer. Hacédlo, porque si no nos quedamos sin trabajo". Con esta recomendación, medio en broma medio en serio, rompió el hielo Fidel Pérez, técnico de efectos especiales y mitad pensante y currante de Bonzo FX, una empresa andaluza dedicada a esta disciplina cinematográfica que dirige junto con su amigo Óscar León.

Estos dos jóvenes sevillanos que rondan la treintena ofrecieron ayer en Sevilla una clase maestra en la que desgranaron gran ...

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"Vosostros escribid el guión pensando que todo lo que quereis hacer se puede hacer, aunque luego llegue el productor y diga que eso no se puede hacer. Hacédlo, porque si no nos quedamos sin trabajo". Con esta recomendación, medio en broma medio en serio, rompió el hielo Fidel Pérez, técnico de efectos especiales y mitad pensante y currante de Bonzo FX, una empresa andaluza dedicada a esta disciplina cinematográfica que dirige junto con su amigo Óscar León.

Estos dos jóvenes sevillanos que rondan la treintena ofrecieron ayer en Sevilla una clase maestra en la que desgranaron gran parte de los secretos que rodean a su profesión y que, una vez conocidos desde adentro, restan gran parte de la magia que reside en las películas a la vez que sirven para que el espectador valore aún más el trabajo de estos especialistas. Un ejemplo reciente de su trabajo lo encontramos en la oscarizada Hable con ella, de Pedro Almodóvar. Situénse en la escena en la que el personaje de Rosario Flores recibe a portagayola a un toro para, acto seguido, tratar de ponerle un par de banderillas. Pues bien, ni la torero es la actriz ni el toro es un bicho de 500 kilos; son dos animatronic, esto es, dos muñecos articulados electrónicamente creados ex profeso por Fidel y Óscar. "Este es un buen ejemplo de la mezcla verdad-mentira que se da en el cine", comentaba Óscar a los más de 50 jóvenes, en su mayoría futuros trabajadores de la industria, que ayer acudieron a la clase didáctica de estos dos profesionales.

A Fidel y a Óscar se les podría calificar ya, y pese a su juventud, como a dos románticos de los efectos especiales. Lo suyo son los llamados efectos tradicionales, aquéllos que requieren para realizarse grandes dosis de inventiva y, sobre todo, muchas, muchas horas de trabajo.

Según afirman, conscientes de por dónde va el mundillo, su especialidad no tiene por qué temer ante la apabullante primacía de los efectos digitales. "No estamos en competencia, ambos tipos son complementarios. Es lo mismo que ocurrió cuando nació el cine, que la gente decía que ya nadie iba a ir al teatro y se ha visto que eso no ha pasado", razonaba Fidel mientras se disponía a explicar a los presentes la técnica del moldeado de figuras blandiendo un castigado brazo de látex cuyo modelo fue el de el actor Enrique Alcides. Hacer creíble para el espectador su trabajo es la única recompensa, aparte de la económica, que aseguran percibir estos dos especialistas, que no dudan en quejarse abiertamente de lo poco valorado que está su oficio en España. "Glamour, lo que se dice glamour hay poco en nuestro trabajo. Eso se queda para los actores y directores. Lo nuestro es más ingrato y casi pasamos desapercibidos en los créditos de la película", afirmaba Óscar. "No como en Estados Unidos", remachaba entre las risas de los presentes a este acto organizado por la Asociación de Escritores Cinematográficos de Andalucía (Asecan) y el Ayuntamiento de Sevilla.

Su juventud no ha impedido a estos dos enganchados del cine contar ya con un amplísimo currículo profesional. Desde que se conocieron en el rodaje de Nadie conoce a nadie, de Mateo Gil, Óscar y Fidel, juntos o por separado, han participado en numerosos largometrajes como Hable con ella, El factor Pilgrim, María la portuguesa o en cortos como Los Díaz Felices, Bancos o El Espantapájaros, que estuvo nominado en los últimos premios Goya.

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