VISTO / OÍDO

Los que ya han perdido

Quién, sino Mayor Oreja, podría amenazar con la rotura de España si pierde el PP. "O yo o el caos", vieja consigna de dictador. "O el comunismo o yo", decía Franco, y muchos eligieron el comunismo, aunque lo abandonaran cuando Franco cayó por el escotillón del Valle. Además de Mayor, todos los suyos invocan al miedo: salvo los que se desembarazan de esta situación. Todavía conservan demasiados votos, en relación con sus errores y su desviado discurso o su aferrarse a lo que ya no vale, y se debe a la seguridad que tienen muchos, insensatos, en que Aznar se irá y le sustituirá uno sensato: quiz...

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Quién, sino Mayor Oreja, podría amenazar con la rotura de España si pierde el PP. "O yo o el caos", vieja consigna de dictador. "O el comunismo o yo", decía Franco, y muchos eligieron el comunismo, aunque lo abandonaran cuando Franco cayó por el escotillón del Valle. Además de Mayor, todos los suyos invocan al miedo: salvo los que se desembarazan de esta situación. Todavía conservan demasiados votos, en relación con sus errores y su desviado discurso o su aferrarse a lo que ya no vale, y se debe a la seguridad que tienen muchos, insensatos, en que Aznar se irá y le sustituirá uno sensato: quizá, dicen, Gallardón, si es capaz de limpiarse de las graves salpicaduras del horror, y si no pone en su lista a Ana Botella.

¿Puede aún Aznar salirse de este fango en que se hunde? Creo que no. No sabe que su guerra podría perderse: por su duración, por las guerrillas, el alzamiento árabe, con la vietnamización. Algo se ha perdido: el relámpago, por utilizar un término de aquellos nazis. La CIA sólo acierta en las novelitas; sus informes han sido erróneos, y si Bush hubiera matado a Sadam, sus ministros y su estado mayor donde le dijeron que estaban, hubiera sido el gran hombre de un gran país. Pero no estaban. A partir de entonces, los informes han sido erróneos. Sobre la resistencia y la capacidad de combate de Irak, sobre la situación de los otros caciques árabes o musulmanes, sobre la repugnancia del mundo al crimen, sobre la precisión de las bombas. Las bombas no son inteligentes; quienes mandan dispararlas, tampoco. "Venceréis, pero no convenceréis", dijo Unamuno a Franco, y tuvo razón: vencieron cuarenta años y no convencieron nunca.

Aznar ya ha perdido la guerra: o sea, las elecciones. Puede cambiar la opinión, y las elecciones terminan por decidirlas los indecisos, paradoja más bien pavorosa. Para ellos utilizan ya los recursos de última hora: la "ración de hierro" que el soldado debía llevar pero no tocar hasta que estuviese a punto de morir de hambre. La "España Una" que juraron al fuego de campamento; la repetición machacona de "comunismo" para que se asuste ¿quién? No pueden decir que Sadam es el peligro, ni que es el terrorismo: ya saben que no hay armas "masivas" -quizá las pongan ellos mismos-, ni gases, ni casi balas. Ni tuvo nada que ver con la guerra en Nueva York, de la que más vale, pienso, no buscar culpables: mejor acusar a quien convenga cada día. Quizá fuera Batasuna.

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