Gracias, señor Aznar
El señor Aznar (Ansar, según el cariñoso apelativo de su amigo americano) está llevando a cabo con la tenacidad que le caracteriza la segunda transición que profetizó antes de iniciar su primer mandato presidencial.
En un tiempo récord, merecedor de figurar en el Guinness, ha conseguido suscitar un amplio consenso tanto de la mayoría de la opinión pública como de la totalidad de los grupos de la oposición; convertir a la "pasota juventud del botellón" en un colectivo solidario y politizado; dinamizar la lánguida vida universitaria; propiciar una movilización social ...
El señor Aznar (Ansar, según el cariñoso apelativo de su amigo americano) está llevando a cabo con la tenacidad que le caracteriza la segunda transición que profetizó antes de iniciar su primer mandato presidencial.
En un tiempo récord, merecedor de figurar en el Guinness, ha conseguido suscitar un amplio consenso tanto de la mayoría de la opinión pública como de la totalidad de los grupos de la oposición; convertir a la "pasota juventud del botellón" en un colectivo solidario y politizado; dinamizar la lánguida vida universitaria; propiciar una movilización social perdida desde
la época del "desencanto"; fortalecer el liderazgo en el primerpartido de la oposición; rescatar a Izquierda Unida de su travesía del desierto; robustecer los nacionalismos periféricos; resucitar en las calles el alegre colorido de las enseñas anarquistas y de las banderas republicanas. Gracias, señor Aznar. A pesar de la incomprensión de sus detractores, los demócratas de corazón y de convicción no olvidaremos su gesto generoso y altruista, digno de pasar a la historia inscrito en letras negras tipo Prestige y rojas estilo iraquí.
Por cierto, los colores emblemáticos del anarquismo.