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¿Hay miedo en Andalucía? ¿Existe entre los ciudadanos andaluces un temor abierto o soterrado al Gobierno de la Junta de Andalucía? ¿Es el miedo lo que explica que el PP no consiga ganar las elecciones autonómicas?

Jamás pensé que, después de más de veinticinco años desde la celebración de la primeras elecciones democráticas, el miedo de los ciudadanos a expresarse libremente a través del derecho de sufragio podría acabar siendo tema de debate público al que tendría que prestarle atención. Jamás pensé que se pudiera llegar a poner en circulación la tesis de que hay un vicio en el proceso...

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¿Hay miedo en Andalucía? ¿Existe entre los ciudadanos andaluces un temor abierto o soterrado al Gobierno de la Junta de Andalucía? ¿Es el miedo lo que explica que el PP no consiga ganar las elecciones autonómicas?

Jamás pensé que, después de más de veinticinco años desde la celebración de la primeras elecciones democráticas, el miedo de los ciudadanos a expresarse libremente a través del derecho de sufragio podría acabar siendo tema de debate público al que tendría que prestarle atención. Jamás pensé que se pudiera llegar a poner en circulación la tesis de que hay un vicio en el proceso de formación de la voluntad general, porque el ejercicio del derecho de sufragio no es libre.

El PP está prefigurando con su tesis del miedo una campaña de deslegitimación democrática de las elecciones en Andalucía

Y sin embargo, en esas estamos. Nada menos que uno de los posibles sucesores de José María Aznar como candidato a la presidencia del Gobierno, Jaime Mayor Oreja, ha declarado esta misma semana que en Andalucía hay miedo y que es este miedo el que explica que el PSOE continue ganando las elecciones después de veinte años.

No es la primera vez que el ex ministro de Interior lo dice. Ya hace unos meses, en el Congreso Regional del PP en Granada, en el que fue proclamada candidata a la presidencia de la Junta de Andalucía Teófila Martínez, Jaime Mayor Oreja formuló por primera vez su tesis del miedo, comparando en aquella ocasión la situación en Andalucía con la del País Vasco. Esta vez, al menos, ha suprimido esta referencia, porque en Andalucía "no se mata". Algo es algo. Pero la tesis del miedo se mantiene.

La acusación que se formula al sistema político andaluz es la más grave de todas las que puedan hacerse. En lugar de garantizar la libertad en el derecho de participación política, en el que descansa directa o indirectamente la construcción de toda la arquitectura autonómica, se estaría produciendo todo lo contrario, un falseamiento de dicho derecho como consecuencia del miedo a ejercerlo libremente. El sistema político andaluz articulado a través del Estatuto de Autonomía en lugar de desembocar en una ciudadanía libre, estaría produciendo súbditos temerosos de ejercer sus derechos.

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Llama la atención, sin embargo, que el ex ministro de Interior formule una acusación tan grave sin indicar en qué estudios descansa y sin aportar la más mínima prueba o indicios que justifiquen la acusación. Lo único que dice Jaime Mayor Oreja es que hay miedo porque el PP no gana las elecciones. Hay que deducir que dejará de haberlo en el momento en que las gane y lo continuará habiendo mientras esto no ocurra.

Si una declaración como ésta hubiera venido de cualquier otro dirigente del PP, como Rafael Hernando o del propio Javier Arenas, la verdad es que no habría por qué prestarle mucha atención. Pero, viniendo de quien viene y de manera reiterada, sí hay que prestársela.

Jaime Mayor Oreja ha demostrado sobradamenta la tozudez con que persigue los asuntos sobre los que se lanza. Lo demostró, todavía siendo ministro de Interior con la Ley de Extranjería, lo volvió a demostrar en la campaña de las últimas elecciones autonómicas del País Vasco y lo ha venido demostrando, aun después de perder aquellas elecciones, en la forma en que ha seguido manteniendo el mismo discurso político a lo largo de la presente legislatura. Cuando muerde una presa, no la suelta.

Tiene, además, la habilidad de convertir su discurso particular en el discurso general de todo el partido. Tal vez por eso se le ha puesto al frente del comité dedicado a elaborar el programa del PP para las elecciones municipales y autonómicas de próximo mayo, que son las últimas antes de las próximas elecciones generales y andaluzas. Con mucha diferencia, se trata del dirigente del PP que más peso tiene en la formulación de la línea ideológica del partido. De ahí que, cuando dice algo como lo que ha dicho respecto de Andalucía, hay que tomárselo en serio.

Y hay que tomárselo en serio, porque lo más probable es que lo que ha dicho Jaime Mayor Oreja se convierta en el eje del discurso electoral del PP en las próximas elecciones andaluzas. Algo de eso se apuntó ya en el discurso de José María Aznar en la clausura del Congreso Regional del PP celebrado en Granada al que ante he hecho referencia. Como se recordará, el presidente del Gobierno comparó al presidente de la Junta de Andalucía con Franicisco Franco desde la perspectiva de la ocupación temporal del poder, concluyendo que "ya estaba bien".

Tengo la impresión que el PP se va a embarcar en una campaña de deslegitimación preventiva de las elecciones autonómicas andaluzas, deslegitima-ción que únicamente podrá ser contradicha por la victoria del PP. Me temo que el PP va a poner en marcha todos sus recursos mediáticos, que son muchos, para poner en circulación la especie de la victoria del PP sería la única prueba de que las elecciones andaluzas son auténticamente democráticas. O hay victoria del PP o las elecciones estarían viciadas.

Esto es lo que se está preparando y es lo que anuncian las declaraciones de Jaime Mayor Oreja sobre el miedo de los andaluces a votar libremente. Se está prefigurando una campaña de deslegiti-mación democrática de las elecciones en Andalucía, de la que no hay precedentes desde la recuperación de la democracia en España. A medida que se vayan conociendo los resultados de las encuestas, que todas indican que la derrota del PP no sólo se va a producir, sino que puede producirse por más margen todavía que en las últimas, es más que probable que el PP decida poner en cuestión las propias reglas del juego, denunciando que están viciadas. Ojalá me equivoque, pero me temo que no.

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