FÚTBOL | Liga de Campeones

Ha vuelto el conejo Saviola

El pibito, sensacional ante el Inter, halla en Xavi la relación que tenía con Aimar en el River

Javier Saviola lleva dos noches durmiendo bien. Muy bien. Una sensación que agradece después de dar vueltas en la cama en los últimos dos meses, tiempo en que no se sentía futbolista, ni aún jugando. Hacía un par de días, sin embargo, que un cierto cosquilleo le decía que su suerte iba a cambiar muy pronto. Y ocurrió el martes por la noche, cuando Saviola capitalizó la solemne victoria del Barcelona frente al Inter de Milán (3-0).

La actuación de Saviola resultó tremenda. Encarriló la victoria con una jugada de crack: recibió de Xavi, su íntimo amigo, se movió entre Cannavaro y G...

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Javier Saviola lleva dos noches durmiendo bien. Muy bien. Una sensación que agradece después de dar vueltas en la cama en los últimos dos meses, tiempo en que no se sentía futbolista, ni aún jugando. Hacía un par de días, sin embargo, que un cierto cosquilleo le decía que su suerte iba a cambiar muy pronto. Y ocurrió el martes por la noche, cuando Saviola capitalizó la solemne victoria del Barcelona frente al Inter de Milán (3-0).

La actuación de Saviola resultó tremenda. Encarriló la victoria con una jugada de crack: recibió de Xavi, su íntimo amigo, se movió entre Cannavaro y Gamarra, los centrales del Inter, y encaró a Toldo para doblegarle, porque cuando Saviola encara el balón termina en la red. Hubo más. Participó en el segundo tanto puesto que generó el saque de esquina que remató Cocu. Y su intervención fue igualmente desequilibrante en el tercero. Saviola enfiló por la izquierda a Cannavaro para asistir después a Kluivert. "Fue uno de mis mejores partidos", declaró, contento, el pibito. "El funcionamiento del equipo resultó completo y jugamos el fútbol que le gusta a la afición". Ya se lo había advertido Antic antes del partido: "No recortes tanto, chuta más y marcarás". Y marcó. Y con la zurda.

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Con Louis van Gaal, a Saviola se le veía triste, agobiado por sus tareas defensivas, pese a que nunca se quejó: "Cumplo con las exigencias que me impone el técnico". Desde que el entrenador holandés se ha ido, Saviola es otro. No sólo él. También sus compañeros de vestuario. Dos goles en tres partidos (Athletic e Inter), después de una sequía de dos meses y, sobre todo, el reencuentro, ante el Inter, con aquel juego que le convirtió en el niño mimado de la hinchada de River y en uno de los fichajes más reclamados por la hinchada barcelonista. Saviola ya es el segundo máximo realizador del Barça de la temporada, con ocho goles, sólo por detrás de Kluivert, con 15.

Antic, el relevo de Van Gaal, ha hecho notar su mano. Han bastado tres partidos para que el aroma a fútbol vuelva a respirarse en un estadio contaminado y con Saviola como expresión del cambio.

Saviola estaba ayer exultante. No paró de recibir las felicitaciones de los empleados del club por la faena que brindó la noche anterior. Volvió a sentirse querido, como lo era en el estadio Monumental, y mostró su sonrisa de conejito. No sólo en el club. También fuera. Saviola ilustraba ayer la victoria del Barça en las portadas de los diarios. El argentino se siente liberado y con Antic ha recuperado el juego que tiene en sus botas. "Se hace un fútbol más fácil", afirma. "No tengo que estar pendiente de defender".

La nostalgia que Saviola sentía por Argentina va desapareciendo. Xavi, su compañero de habitación en las concentraciones, ha tenido mucho que ver. El de Terrassa abrió las puertas de la amistad al argentino cuando fichó por el Barça. Xavi ha sido el amigo que le ha ayudado a comprender el concepto del fútbol europeo y los ambientes en los estadios españoles, muy diferente al argentino, difícil de sobrellevar en un chico de 21 años. Xavi es hoy para Saviola lo que en su día fue Aimar en River.

Javier Saviola.

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