La trama renacentista de Armengol

En el mundo del arte se dice que la Camera deglo Sposi, una de las principales estancias del castillo de San Giorgio, en la ciudad italiana de Mantua, es una de las más bellas del mundo gracias a las pinturas murales que realizó Andrea Mantegna (1431-1506). De hecho, está considerada como un monumento esencial del Renacimiento italiano, una influyente obra de arte reproducida una y otra vez a lo largo de la historia, además de un fundamental documento sociológico de la corte del Renacimiento italiano.

Desde ayer, el artista valenciano Rafael Armengol (Benimodo, 1940) aporta su propia vi...

En el mundo del arte se dice que la Camera deglo Sposi, una de las principales estancias del castillo de San Giorgio, en la ciudad italiana de Mantua, es una de las más bellas del mundo gracias a las pinturas murales que realizó Andrea Mantegna (1431-1506). De hecho, está considerada como un monumento esencial del Renacimiento italiano, una influyente obra de arte reproducida una y otra vez a lo largo de la historia, además de un fundamental documento sociológico de la corte del Renacimiento italiano.

Desde ayer, el artista valenciano Rafael Armengol (Benimodo, 1940) aporta su propia visión de la Camera degli Sposi en una exposición instalada precisamente en uno de los monumentos renacentistas más notables de la ciudad de Valencia, el antiguo almacén de grano, l'Almodí. En este espléndido espacio rehabilitado, Armengol propone un diálogo con la historia de la pintura a través de una relectura pictórica de la estancia que mandó decorar Ludovico Gonzaga, segundo marqués de Mantua.

El catedrático de Estética y comisario de la exposición, Román de la Calle, destacó el nexo entre Armengol y Mantegna a partir de una misma "lectura de la mirada", que en la exposición Armengol d'après Mantegna. La camara degli Sposi adopta un carácter participativo y constructivo. Se refería con esto último De la Calle a la propuesta didáctica que plantea Armengol con el objeto de hacer comprender al espectador el proceso y el sistema de representación pictórica que el artista de Benimodo ha desarrollado. Se trata de un juego visual de contemplación y construcción de la imagen a partir del color y de la trama del dibujo.

Así, el visitante tiene la posibilidad de observar que el color no es inocente, apuntó Armengol en relación a los cambios que experimentan sus propias obras al modificarse el color sobre las tramas de sus dibujos. El creador utiliza una trama que le sirve para "desintegrar el color y, al mismo tiempo, darle un sentido integrador", explicó él mismo. En este sentido, Armengol subrayó su interés por mostrar que las imágenes de los medios de comunicación "son una realidad pero visual, no concreta", su curiosidad por "desenmascarar y descifrar" esas visiones para que la gente "se dé cuenta de que esas imágenes que ven no son más que una trama".

Referencia ineludible en el llamado nuevo realismo español, junto con los también valencianos Antur Heras y Manolo Boix, Armengol conoce muy bien la "morfología y la sintaxis de la imagen de Mantegna", agregó el comisario Román de la Calle. "A través de las nuevas técnicas, el artista valenciano realiza una lectura transgresora" del mural renacentista "con la mochila tecnológica", apostilló en la conferencia de prensa a la que asistieron la subsecretaria de Promoción Cultural, Consuelo Ciscar, y la concejal de Cultura, María José Alcón.

Por todo ello, la exposición, organizada por el Consorci de Museus y que se clausura el 6 de abril, propone dos alternativas a la hora de iniciar el recorrido: o bien acceder directamente al ámbito propiamente expositivo, instalado a lo largo del eje central de l'Almodí, donde se muestran la obras fundamentales del proyecto, para luego acceder a los paneles circundantes que recogen los ejercicios y las obras preparatorias y complementarias, y también interactivas; o bien puede optar el visitante por "acudir inicialmente a unas aconsejables sesiones prácticas sobre el comportamiento básico de los colores", que incluye un audiovisual, para luego "aprestarse a la siempre sorprendente recepción estética de la obra de Armengol".

En cualquier caso, el espectador disfrutará del ejercicio de la pintura que mira a la pintura y se reconoce en una tradición para transgredirla.