Crónica:La jornada de Liga | FÚTBOL

"La solución no es echarme"

Van Gaal sostiene que los jugadores del Barça le apoyan

Tranquilo, contundente y sereno. Nadie diría que su cargo penderá hoy de un hilo en Balaídos (20.30, Canal +). El Barcelona volverá a jugar, ante el Celta, otra agónica final, pero su técnico, Louis van Gaal, se mostró ayer, al menos en apariencia, más seguro y confiado que nunca. Tanto que afirmó que no es una utopía ganar la Liga de Campeones siempre y cuando -"si no, no llegaremos al partido contra el Inter", matizó- su equipo se enganche de nuevo a la Liga española. El holandés reflejó que tiene la mejor de las bazas: sabe que sigue en el puesto porque la gran mayoría de sus futbolistas es...

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Tranquilo, contundente y sereno. Nadie diría que su cargo penderá hoy de un hilo en Balaídos (20.30, Canal +). El Barcelona volverá a jugar, ante el Celta, otra agónica final, pero su técnico, Louis van Gaal, se mostró ayer, al menos en apariencia, más seguro y confiado que nunca. Tanto que afirmó que no es una utopía ganar la Liga de Campeones siempre y cuando -"si no, no llegaremos al partido contra el Inter", matizó- su equipo se enganche de nuevo a la Liga española. El holandés reflejó que tiene la mejor de las bazas: sabe que sigue en el puesto porque la gran mayoría de sus futbolistas están con él y en contra del relevo alentado por los coroneles, como se conoce a los vicepresidentes de Joan Gaspart. En todo caso, hoy empezará a hacer concesiones: recuperará el sistema de tres puntas con el que empezó el curso y, pese a que nunca da sus alineaciones, anunció que Saviola está ya al ciento por ciento y que será titular. Riquelme, a quien acusó de haber causado el bajón del conjunto, volverá a ser excluido.

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Ni un solo grito. Ni una sola mala cara. Quizá ya es la costumbre de haber vivido varias experiencias similares. "No es mi primer año y quizá tampoco el último", ironizó Van Gaal. Antes del día del Mallorca, cuando se jugaba también el puesto, apareció tenso. Pero ayer respondió a las preguntas comprometidas con elegancia. Fue casi un frontón: negó con un simple "no" haber asumido que el del Celta sea su último partido y rechazó discutir la teoría de que sólo se queda para no renunciar a su ficha. No se explayó más, aunque aclaró que quizá habría dimitido hace una semana de no haber contado con el respaldo del vestuario. "Yo entiendo que la gente se enfadara por el partido del Valencia, pero ¿cuál es la solución?", se preguntó; "no creo que esto sea para echarme, y los jugadores, tampoco. Ellos están conmigo, dispuestos a luchar y comprometidos".

La expedición azulgrana realizó un plácido viaje a Vigo que se rompió bruscamente en el aeropuerto de Peinador, donde se concentró un grupo de seguidores tan entusiastas -la policía tuvo que apartar a una aficionada que cosió a besos a Van Gaal- como divididos -uno llevaba una pancarta de dudoso gusto-.

La situación vuelve a ser de alto riesgo. Van Gaal asumió haber recibido poco apoyo de la directiva, pero se quedó con el de los jugadores y el de Gaspart, que hoy estará en Vigo. "Su viaje es una muestra de apoyo tanto a mí como al equipo", dijo. Pero quiso ir más allá: asumió su responsabilidad por la mala marcha en la Liga -la segunda peor en los 103 años del club-, aunque afirmó que todos tienen que asumir la suya. "Yo soy responsable, como mi director general, Pérez Farguell, y Gaspart. Cada uno tiene que manejar su trayectoria", afirmó.

Tras sondear a los jugadores, Van Gaal rescatará el sistema de tres puntas en Balaídos, donde el Barça sólo ha ganado una vez en un lustro. Recuperará a Saviola y Mendieta -Motta está sancionado y Gabri, lesionado- y retrasará a Iniesta. Riquelme seguirá en el banquillo. La brecha entre ambos parece insalvable.

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