Renace la protesta vecinal para lograr el cierre de la mezquita de Lleida

El conflicto que se vive desde hace dos años por la apertura de una mezquita en los bajos de un edificio situado en el número 31 de la calle del Nord de Lleida amenaza con radicalizarse. Los vecinos se manifestarán próximamente delante del Ayuntamiento para exigir el cierre del local porque, según ellos, causa molestias y no reúne las mínimas condiciones de habitabilidad y seguridad.

Unas 60 personas convocadas por la Asociación de Vecinos de la Avinguda del Segre decidieron el miércoles pasar a la acción, cansadas de que el consistorio no atienda sus quejas y reclamaciones por la prese...

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El conflicto que se vive desde hace dos años por la apertura de una mezquita en los bajos de un edificio situado en el número 31 de la calle del Nord de Lleida amenaza con radicalizarse. Los vecinos se manifestarán próximamente delante del Ayuntamiento para exigir el cierre del local porque, según ellos, causa molestias y no reúne las mínimas condiciones de habitabilidad y seguridad.

Unas 60 personas convocadas por la Asociación de Vecinos de la Avinguda del Segre decidieron el miércoles pasar a la acción, cansadas de que el consistorio no atienda sus quejas y reclamaciones por la presencia de la mezquita. La asamblea se celebró en medio de un clima de gran crispación y en ella los vecinos acordaron por unanimidad acudir en manifestación hasta el Ayuntamiento para protestar por una situación que con el paso del tiempo se ha ido deteriorando, a pesar de que hasta la fecha no se ha registrado ningún enfrentamiento entre el vecindario y el colectivo musulmán que haya alterado la convivencia. El conflicto ha adquirido en los últimos días connotaciones políticas porque el alcalde, el socialista Antoni Siurana, ha acusado a los dirigentes locales de CiU de estar detrás de las protestas vecinales contra la mezquita.

El consistorio, que ha desestimado todos los recursos vecinales, asegura que la mezquita cumple la normativa vigente y que, por consiguiente, no existen motivos para impedir su funcionamiento. En cambio, los vecinos sostienen lo contrario y acusan a los inquilinos musulmanes de causar molestias durante el desarrollo de sus actividades religiosas, a las que a menudo suelen asistir más de 500 personas.

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