Columna

Lo nunca visto

El taxista vio bajar a su cliente, observó el remolino de cámaras, camiones de televisión, coches de radio, a la entrada del hotel, esperando la llegada de Ana Botella y no pudo reprimirse:

-Con todo el hambre que hay en el mundo -se quejó- y ¡hay que ver a las tonterías que venís los periodistas!

Pero el hombre sólo había visto el despliegue en el exterior del hotel. Dentro aguardaban el alcalde Madrid, José María Álvarez del Manzano, y el presidente del PP madrileño, Pío García Escudero, rodeados de medio centenar de periodistas, todos esperando desde las 11.00 horas a Botella....

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El taxista vio bajar a su cliente, observó el remolino de cámaras, camiones de televisión, coches de radio, a la entrada del hotel, esperando la llegada de Ana Botella y no pudo reprimirse:

-Con todo el hambre que hay en el mundo -se quejó- y ¡hay que ver a las tonterías que venís los periodistas!

Pero el hombre sólo había visto el despliegue en el exterior del hotel. Dentro aguardaban el alcalde Madrid, José María Álvarez del Manzano, y el presidente del PP madrileño, Pío García Escudero, rodeados de medio centenar de periodistas, todos esperando desde las 11.00 horas a Botella.

Tres cuartos de hora después llegaría la esposa del presidente del Gobierno y entonces sí que pasaron verdaderos apuros los responsables de prensa del PP para abrirle paso a la candidata a concejal de Asuntos Sociales en Madrid. Escoltada Botella por el secretario general del partido, Javier Arenas, por Alberto Ruiz Gallardón, por la candidata del PP a la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y precedida por los responsables de prensa, Botella empleó más de tres minutos en recorrer cuarenta metros de vestíbulo. Las madres subían a sus hijos sobre los sillones del hotel para presenciar la escena. Sólo se oían gritos de "¡por favor, por favor!". Los organizadores del acto pedían más espacio y los fotógrafos más tiempo. Contrastaba la cara de tensión de los organizadores del PP y a un metro de ellos la sonrisa para la ocasión de Arenas, Ruiz-Gallardón y Ana Botella.

"Una cosa del corazón

La escena recordaba la llegada de una estrella de cine o una diva de la prensa del corazón. De hecho, eso siguen buena parte de los fotógrafos y cámaras que asediaban a la candidata a concejal de Asuntos Sociales. Y algún cargo estatal del PP reconocería minutos después: "Si esto, más que nada es una cosa del corazón, hombre".

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Tuvo que ser Javier Arenas quien le dijese a los fotógrafos:

-Abajo hacéis las fotos.

Pero abajo el asedio no cesaba. Subió Pío García Escudero al estrado para pronunciar el discurso de introducción y nadie lo miraba. Esperó a que el ambiente se atemperara. Pero tuvo que ser Arenas de nuevo quien le dijera:

-Pío, empieza a hablar que si no, esto no para.

Y llegó el turno de Ana Botella. Hasta 16 cámaras le apuntaban. Pero ella leía con absoluta frescura, sin apenas deslices salvo un "el Gobierno de los últimos Gobiernos", metiendo sutiles improvisaciones sobre lo escrito con antelación. Botella defendió un cambio "social y cultural" que modifique "los prejuicios y los fundamentos" que provocan desigualdades entre mujeres y hombres. Habló de la "plena participación del hombre en la educación de los hijos y en los trabajos de la casa" y dijo que el "coste de la maternidad" debía ser compartido entre hombres y mujeres. Pero todo eso lo proclamó sobre el fondo de una gran foto en la que se veía a una mujer con su niña.

Concluyó el acto y Botella se marchó como había venido, tan rodeada de focos y saludos como nunca lo estuvo una candidata a concejal de Asuntos Sociales.

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