Columna

'La Bohème '

Que Pedro Aparicio, ex alcalde socialista de Málaga y actual eurodiputado, prefiera hoy deleitarse con La Bohème en Bruselas antes que celebrar el décimo aniversario del Parque Tecnológico de Andalucía (PTA) puede tener su explicación y justificable en parte (promesa hecha hace un año a su mujer e hijo), aunque habrá quien le tilde de soberbio. Aparicio fue el principal promotor y defensor de la tecnópolis malagueña y hubo de luchar hasta la extenuación para conseguirla, con zancadillas y desconfianzas que mellaron de forma sensible el apasionado espíritu de un alcalde al que se deben l...

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Que Pedro Aparicio, ex alcalde socialista de Málaga y actual eurodiputado, prefiera hoy deleitarse con La Bohème en Bruselas antes que celebrar el décimo aniversario del Parque Tecnológico de Andalucía (PTA) puede tener su explicación y justificable en parte (promesa hecha hace un año a su mujer e hijo), aunque habrá quien le tilde de soberbio. Aparicio fue el principal promotor y defensor de la tecnópolis malagueña y hubo de luchar hasta la extenuación para conseguirla, con zancadillas y desconfianzas que mellaron de forma sensible el apasionado espíritu de un alcalde al que se deben las profundas transformaciones de Málaga ciudad, incluso a veces con monumentales broncas con el entonces presidente andaluz, José Rodríguez de la Borbolla.

Aparicio hizo de Málaga su pasión y su vida. Una ciudad, un pueblo que no fue justo con Aparicio, que dejó Málaga con profundo dolor y amargura para centrarse en la política europea. De él y de Luciano Alonso fue la idea de lanzar el PTA a nivel nacional, en unas jornadas en Madrid, con la sorpresa marcada en los rostros de quienes dudaban que en Málaga pudiera estar el embrión de un Silicon Valley.

Pedro Aparicio, el megalómano, esta noche se dejará mecer por los recuerdos, mientras que numerosas personas levantarán la copa. Lo que menos importa es que entre los asistentes habrá personas que no se recataron en tildar de estafador a Pedro Aparicio, y quienes le acusaron de hacer promesas, decían, que no iba a cumplir. La realidad, sin más sombras que las que pretenden ver los miopes, está ahí. El PTA es el auténtico motor de la innovación andaluza. Y no con medios sobrados, sino muy justos. Cuando funciona la profesionalidad, el rigor, el trabajo bien hecho y la imaginación, tenemos estos resultados: 250 compañías, 4.000 trabajadores y una facturación anual por encima de los 500 millones de euros. Felipe Romera y su equipo lo han hecho bien.

Y no podemos olvidar el papel de la Universidad de Málaga en el PTA. No se entiende una sin el otro y viceversa. De ahí que la apuesta de futuro pase por fortalecer aún más las relaciones actuales, apuesta personal del rector de la UMA, Antonio Díez de los Ríos.

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