VISTO / OÍDO

María es pobre

Cuando la conocí, María era pequeña, bonita, vivaracha; ahora es la viuda pobre de Bardem. No creo que fuese comunista; lo era por reflejo de Juan. Ahora no es así: pero entonces lo era, y Juan lo denunciaba en Calle Mayor o en Nunca pasa nada. Ha muerto pobre y María no tiene pensión: el destino de aquellas mujeres ha sido así, y el de las mujeres de los comunistas muy especialmente. No es difícil decir que Juan ha muerto pobre porque era comunista. Un amigo nuestro lo corrobora con naturalidad: "Triunfó por comunista, es lógico que se haya hundido por comunista". Como si hubier...

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Cuando la conocí, María era pequeña, bonita, vivaracha; ahora es la viuda pobre de Bardem. No creo que fuese comunista; lo era por reflejo de Juan. Ahora no es así: pero entonces lo era, y Juan lo denunciaba en Calle Mayor o en Nunca pasa nada. Ha muerto pobre y María no tiene pensión: el destino de aquellas mujeres ha sido así, y el de las mujeres de los comunistas muy especialmente. No es difícil decir que Juan ha muerto pobre porque era comunista. Un amigo nuestro lo corrobora con naturalidad: "Triunfó por comunista, es lógico que se haya hundido por comunista". Como si hubiera caído al mismo tiempo que su ideología, como tantos.

Algo no está claro en esa frase: no fueron los comunistas los que le hicieron triunfar, sino sus películas, que eran antifranquistas. Como las de Berlanga: pero Berlanga no era comunista, y tuvo que ir a la División Azul sin ser falangista ni anticomunista, por ayudar a su familia republicana que estaba en riesgo. Decían, dicen de él que era anarquista. Era, y es, libertario, o dueño de un pensamiento libre. Eran gentes, ellos dos y muchos otros que se quedaron en el camino, de esa legión desconocida que ponía en juego muchas cosas, y que crearon otras: quizá un lenguaje nuevo, otra manera de cantar su tango -tomo la frase de un título de novela de Felipe Mellizo, también rojo y rebelde, que también ha muerto pobre- de forma que luchaban como podían y no se sometían más que en lo necesariamente obligatorio.

Un compañero suyo, que luego le traicionó, a él y a todo, solía decirme que Juan hubiera triunfado en cualquier trabajo: "Si hubiera ejercido su carrera de ingeniero agrónomo, habría inventado la calabaza cuadrada". Insistía en que era él, en sí mismo, un personaje genial. Claro, pero era comunista; y puede ser que el comunismo condujera entonces a todo a condición de salirse a tiempo. Muchos lo hicieron, incluso sin necesidad de traicionar, pero él no. Quizá habrá algún medio de juzgar la constancia como honestidad, hasta en este tiempo en que se justifica todo con lema de veleta: "No mudo si no mudan". Sin mudar trató de hacer películas alimenticias, o spots. No le querían, no le necesitaban.

El capital, hace bien, se alimenta mejor de los traidores o de los simplemente desengañados. Fue vendiendo lo que tenía; al final, María no pudo pagar el alquiler de un piso modesto, y la han desahuciado. Su familia la ampara. Y el partido comunista es pobre: perdió. A pesar de Bardem.

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