Los peritos definen como "mortales" los orificios de 'L'Oca'

El catamarán se hundió en cuatro minutos en el lago de Banyoles, según los ingenieros

Los ingenieros navales que declararon ayer en el juicio por el hundimiento de L'Oca en el lago de Banyoles reconocieron la insensatez que suponía navegar con las aberturas realizadas en la popa, que calificaron de "nefastas" y "mortales", e incluso mostraron extrañeza por que la embarcación no se hubiera hundido en el primer viaje con pasajeros. Uno de los ingenieros aventuró también que, si los asientos hubieran estado anclados sobre la cubierta, las 21 víctimas mortales se hubieran podido reducir a una o dos.

Los cálculos realizados por los ingenieros navales Juan Ribera y Álva...

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Los ingenieros navales que declararon ayer en el juicio por el hundimiento de L'Oca en el lago de Banyoles reconocieron la insensatez que suponía navegar con las aberturas realizadas en la popa, que calificaron de "nefastas" y "mortales", e incluso mostraron extrañeza por que la embarcación no se hubiera hundido en el primer viaje con pasajeros. Uno de los ingenieros aventuró también que, si los asientos hubieran estado anclados sobre la cubierta, las 21 víctimas mortales se hubieran podido reducir a una o dos.

Los cálculos realizados por los ingenieros navales Juan Ribera y Álvaro Colomer concluyen que la embarcación siniestrada debía navegar habitualmente con agua en la proa con el objetivo de inclinar la embarcación hacia adelante y así incrementar la distancia entre el agua y las rejillas traseras. De no ser así, la carga de 140 pasajeros que el fatídico 8 de octubre de 1998 subió a la embarcación habría dejado la línea de flotación un centímetro por encima de la parte baja de la rejilla y ni tan siquiera habría podido zarpar. Los cálculos indican que aquel día la superficie del agua distaba unos 13 centímetros de las aberturas. El catamarán, dicen los peritos, se hundió en menos de cuatro minutos.

Álvaro Colomer expuso, a título personal, la sospecha de que la decisión de lastrar con agua la proa de la embarcación se tomó tras constatar, en alguna otra ocasión, que el agua había entrado por las rejillas posteriores. "Alguien se dio cuenta de que las aberturas eran peligrosas, por eso pusieron agua en la proa", aseguró.

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