Aguas de Valencia retira los poderes a su consejero delegado por unanimidad

El consejero delegado arrastra en su caída al director general Francisco Pontes

El consejo de Aguas de Valencia retiró ayer en París todos los poderes delegados a Aurelio Hernández por acuerdo unánime de los accionistas. Un informe de Vicente Boluda, presidente de la sociedad, sobre "hechos recientes" relativos al gobierno de la empresa dio paso a la posterior toma de decisión de los accionistas. Según dos fuentes vinculadas al consejo, Hernández alegó ser víctima de una persecución política y sugirió que los consejeros actuaban al dictado de Eduardo Zaplana. Pero cambió el discurso cuando topó con una serie de amenazas de querella.

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El consejo de Aguas de Valencia retiró ayer en París todos los poderes delegados a Aurelio Hernández por acuerdo unánime de los accionistas. Un informe de Vicente Boluda, presidente de la sociedad, sobre "hechos recientes" relativos al gobierno de la empresa dio paso a la posterior toma de decisión de los accionistas. Según dos fuentes vinculadas al consejo, Hernández alegó ser víctima de una persecución política y sugirió que los consejeros actuaban al dictado de Eduardo Zaplana. Pero cambió el discurso cuando topó con una serie de amenazas de querella.

El consejo de Aguas de Valencia estaba convocado a las dos de la tarde, pero arrancó con dos horas de retraso. Fuentes coincidentes aluden a negociaciones de última hora con Hernández para que renunciara voluntariamente a las facultades de firma y autoridad que entraña el cargo de consejero delegado. Hernández se resistió a renunciar y optó por afrontar la reunión.

Aguas de Valencia evitó emitir cualquier tipo de información oficial sobre el contenido de la reunión, de acuerdo con su política de comunicación habitual.

El consejo revisó el estado de cuentas de la sociedad, que está a punto de cerrar el mejor ejercicio de su historia. Y atendió el informe del presidente de la compañía que desgranó algunos hechos recientes que, según una fuente, ponían en entredicho el buen gobierno de la sociedad.

Hernández aguantó el tirón e intentó plantar cara a los representantes de los accionistas. El todavía consejero delegado, según fuentes coincidentes, alegó ser víctima de una persecución política auspiciada por Eduardo Zaplana, ministro de Trabajo y presidente de la Generalitat cuando Hernández accedió al cargo.

Los accionistas hicieron saber a Hernández que tales suposiciones podrían derivar en querellas criminales ante la autoridad judicial y debieron considerar relevante el informe del presidente de la sociedad cuando aprobaron por unanimidad retirarle los poderes delegados.

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Hernández arrastra en su caída al actual director general de Aguas de Valencia, Francisco Pontes, que también fue desposeído de todos sus poderes.

Boluda tiene previsto reunirse hoy con el equipo directivo de la empresa para comunicar a la cúpula los acuerdos adoptados por el consejo.

Hernández sigue siendo consejero de Aguas de Valencia puesto que corresponde a la junta general de accionistas designar y destituir a los consejeros de cualquier sociedad. La próxima junta general ordinaria de los accionistas de Aguas de Valencia está prevista el próximo mes de junio, pero siempre cabe una convocatoria extraordinaria para impedir su presencia en el máximo órgano de gobierno de la sociedad.

Hernández disfruta de un contrato blindado que incluye cláusulas opinables, pero si llegara a ser despedido sería indemnizado con una cantidad en torno a los dos millones de euros.

La sociedad SAUR, del grupo francés Bouygues, controla la tercera parte del accionariado de Aguas de Valencia. El Banco de Valencia, del grupo Bancaixa, detenta en torno a un 20%. Fomento Agrícola de Castellón (FACSA) posee en torno al 13%; Boluda Shipping, de Vicente Boluda, en torno al 11%; y Lubasa un 9%. El resto de títulos está distribuido entre pequeños accionistas.

Hernández, alcalde de Cárcer por el PP, fue miembro del consejo de RTVV y presidente de Egevasa, la empresa de aguas de la Diputación de Valencia, donde Pontes era director general. Hace dos años fue designado director general de Aguas de Valencia y llegó a consejero delegado cuando se cerró la fusión de la sociedad con Egevasa, previamente privatizada, como último acto de un proceso de valencianización de la sociedad impulsado desde la Generalitat.

Tal proceso permitió al Banco de Valencia, y las constructoras castellonenses FACSA y Lubasa aumentar su participación en la empresa cuando el BSCH decidió desprenderse del capital que controlaba en Aguas de Valencia, en torno al 20%.

El grupo constituido en torno a Aguas de Valencia con una notable expansión en territorio de Aragón está a punto de cerrar el mejor ejercicio de su historia por volumen de facturación, pero expertos financieros coinciden al señalar que la empresa está sobrevalorada en relación a los beneficios que genera.

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