THE INDEPENDENT | REVISTA DE PRENSA

Hambre y agonía de Etiopía

El llamamiento de Meles Zenawi, primer ministro de Etiopía, es estremecedor. Afirma que su país padece una hambruna peor que la de 1984, que mató a cerca de un millón de personas.

Alrededor de seis millones de personas necesitan ayuda alimenticia y el número de personas que afronta la malnutrición podría alcanzar la cifra de 15 millones a comienzos del año próximo a menos que las organizaciones internacionales consigan hacer llegar a tiempo alimentos. Aun aceptando que Zenawi describa el peor de los casos posibles, con todo representa una señal de alarma que merece ser tomada con seried...

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El llamamiento de Meles Zenawi, primer ministro de Etiopía, es estremecedor. Afirma que su país padece una hambruna peor que la de 1984, que mató a cerca de un millón de personas.

Alrededor de seis millones de personas necesitan ayuda alimenticia y el número de personas que afronta la malnutrición podría alcanzar la cifra de 15 millones a comienzos del año próximo a menos que las organizaciones internacionales consigan hacer llegar a tiempo alimentos. Aun aceptando que Zenawi describa el peor de los casos posibles, con todo representa una señal de alarma que merece ser tomada con seriedad. Desde las primeras imágenes de hambre en Etiopía (...) de 1973 hasta los tremendos reportajes sobre la hambruna de 1984, (...) la gente ha respondido con generosidad ante la visión del sufrimiento, pero cada vez más queremos saber la razón de que personas inocentes se encuentren en esas condiciones. (...) Las gentes de Etiopía, Eritrea, Sudán y Somalia han sido víctimas de devastadores desastres naturales y sus dirigentes no han sido buenos. En Etiopía, la cruel dictadura comunista de Mengistu Haile Mariam siguió al régimen despótico de Haile Selassie. El sucesor de Mengistu, Zenawi, no es tan brutal, pero ha cometido equivocaciones. Es difícil de comprender la disputa territorial de Etiopía y Eritrea, que ha desplazado a miles de personas y ha servido para disponer grandes ejércitos. (...) La guerra ha destruido las economías. (...) Cuando suenan las alarmas por una falta de alimentos, éstos no suelen llegar a tiempo o en las cantidades prometidas.

Londres, 12 de noviembre

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