11 alcaldes leridanos reclaman más seguridad en la carretera N-230

La vía ha registrado este año 20 accidentes mortales en el tramo Lleida-Vall d'Aran

El alcalde de Lleida, Antoni Siurana, convocó ayer a los 11 alcaldes de los municipios aragoneses y catalanes por los que discurre la carretera N-230 entre Lleida y la frontera francesa para hacer un frente común y reclamar a Fomento, en un documento denominado Declaración de Lleida, que realice reformas urgentes para incrementar la seguridad en la vía, donde en lo que va de año se han producido 20 accidentes mortales.

De la cumbre convocada por el edil socialista, a la que asistieron representantes de los ayuntamientos de Aren, Benabarre, Bonansa, Castillonroy, El Pont de Suert, Lés, L...

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El alcalde de Lleida, Antoni Siurana, convocó ayer a los 11 alcaldes de los municipios aragoneses y catalanes por los que discurre la carretera N-230 entre Lleida y la frontera francesa para hacer un frente común y reclamar a Fomento, en un documento denominado Declaración de Lleida, que realice reformas urgentes para incrementar la seguridad en la vía, donde en lo que va de año se han producido 20 accidentes mortales.

De la cumbre convocada por el edil socialista, a la que asistieron representantes de los ayuntamientos de Aren, Benabarre, Bonansa, Castillonroy, El Pont de Suert, Lés, Lleida, Montanuy, Puente de Montañana, Sopeira y Vielha, salió una declaración conjunta en la que, entre otras cuestiones, se solicita a Fomento que, mientras no se apruebe la conversión de la N-230 en autovía, se ejecuten las obras necesarias para reducir su peligrosidad. Los accidentes en el tramo de Lleida a la Val d'Aran se producen principalmente a causa del mal estado del firme y el intenso tráfico de vehículos pesados que soporta.

Además de la mejora del pavimento y de la señalización de la carretera, los alcaldes piden la supresión inmediata de los puntos negros, que coinciden con las travesías de las poblaciones, el tramo sinuoso de Sopeira a El Pont de Suert que bordea el pantano de Escales y los accesos al túnel de Vielha.

A pesar de ser una vía básica de comunicación transfronteriza y la más directa para acceder al valle de Aran desde el resto de España, la N-230 presenta algunos tramos donde no se han realizado mejoras sustanciales en los últimos 40 años. La carretera soporta unos 3.000 vehículos diarios, 500 de los cuales son camiones de gran tonelaje que transportan materias peligrosas o cereales desde el sur de Francia a las fábricas de pienso de Lleida. El tráfico, que es más intenso los días festivos, aumentará considerablemente cuando entre en servicio el nuevo túnel de Vielha, cuyos trabajos de perforación están a punto de iniciarse.

El Ministerio de Fomento, titular de la vía, prevé en el Plan Director de Infraestructuras 2000-2007 la construcción de una moderna autovía entre Lleida y Vielha. Sus responsables se comprometieron hace dos años a realizar en ella una inversión de 1.051 millones de euros, pero hasta la fecha nadie sabe en qué fase se encuentra la redacción del estudio informativo. Los alcaldes reclaman que se fije un calendario de actuaciones para su desdoblamiento, pero mientras tanto consideran prioritario mejorar la actual N-230 y apuestan por una vía internacional de tres carriles.

Los alcaldes del llano son partidarios de que la futura autovía llegue hasta la frontera francesa, siempre que el trazado se pacte y no afecte gravemente a los parajes más sensibles desde el punto de vista medioambiental. Los municipios del Pirineo no se oponen al proyecto, pero temen que la carretera pueda convertirse en un eje para el transporte internacional de mercancías y ello tenga un efecto negativo para el turismo.

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La declaración de Lleida, suscrita por 11 de los 28 municipios afectados por el mal estado de la N-230, se hará llegar al Ministerio de Fomento, a la Generalitat y a la Diputación General de Aragón.

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