Donación de pintura gótica al MNAC

Las pinturas del siglo XIII representan escenas de la Biblia

'El dinero que se gana trabajando es para gastarlo, pero lo que sin mérito alguno recibimos por herencia está sujeto a la obligación social de que revierta en el bien común', explica Glòria de Pallejà i Ferrer-Cajigal para justificar el porqué de la donación al Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) de los frescos góticos hallados durante la restauración del Palau Pallejà de Barcelona, que recibió en herencia.

Las pinturas murales pertenecen a un amplio programa iconográfico que ha podido descifrarse sólo en parte. Dividido en cuatro registros de un metro de altura cada uno, en la pa...

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'El dinero que se gana trabajando es para gastarlo, pero lo que sin mérito alguno recibimos por herencia está sujeto a la obligación social de que revierta en el bien común', explica Glòria de Pallejà i Ferrer-Cajigal para justificar el porqué de la donación al Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) de los frescos góticos hallados durante la restauración del Palau Pallejà de Barcelona, que recibió en herencia.

Las pinturas murales pertenecen a un amplio programa iconográfico que ha podido descifrarse sólo en parte. Dividido en cuatro registros de un metro de altura cada uno, en la parte superior se explican escenas del Génesis; en el segundo momentos del libro del Éxodo; en el tercero faltan fragmentos que permitan identificar las figuras y el cuarto está totalmente desaparecido. Actualmente, en el museo se exhiben fragmentos de tres registros que corresponden a la construcción del arca de Noé, la caída del maná y la entrega de las tablas de la ley y, en el inferior, una escena rural en la que aparece un pastor matando una vaca con el mango del hacha. El museo está restaurando otros fragmentos en buen estado en los que aparecen Adán y Eva. El carácter religioso de la iconografía de estas pinturas, datadas hacia finales del siglo XIII y de estilo gótico lineal, hace pensar a los especialistas que los frescos estaban situados en un edificio inicialmente religioso que, hacia el siglo XV, se añadió a la otra parte del palacio.

El Palau Pallejà, situado en los números 4 y 6 de la calle de Lledó, figura en el catálogo del patrimonio de Barcelona con el nombre de Palau Fivaller. Tiene 3.700 metros cuadrados de superficie y a lo largo de los siglos ha sufrido numerosas modificaciones en su estructura. Cuando Glòria de Pallejà lo heredó en 1989 al morir su padre, marqués de Monsolís, se encontraba en peligro de ruina, aunque parte de sus dependencias estaban ocupadas por pequeños negocios tales como una fábrica de chupetes y un criadero de palomas. Glòria de Pallejà, que es diseñadora de interiores y mobiliario, decidió recuperarlo y, tras superar las trabas burocráticas y legales, finalmente pudo iniciarse en 1997 la rehabilitación en la que han trabajado unas 80 personas durante unos tres años. En el edificio, tras recuperar los patios interiores y los elementos originales, se construyeron 19 viviendas y 6 locales.

Las pinturas aparecieron durante la rehabilitación bajo varias capas de pintura y yeso en un estado muy deteriorado. El servicio de restauración del MNAC consolidó primero las pinturas y eliminó en lo posible la humedad de las paredes. Una vez estuvieron preparadas se arrancaron y después se han restaurado en el mismo museo y colocado en nuevos soportes para facilitar su exhibición.

MARCEL. LÍ SÀENZ
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