Octava jornada de Liga | FÚTBOL

El Celta ha liquidado en siete partidos su leyenda anterior

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Hay quien sostiene que los equipos son reflejo de la personalidad de sus técnicos. Los entrenados por Camacho serían grupos aguerridos; los de Rafa Benítez, serios, y los de Víctor Fernández, desenfadados. El nuevo Celta comparte con Lotina esa caída de ceja que le hace parecer taciturno incluso cuando los resultados le acompañan. Tras el reciente fracaso ante al Atlético se apresuró a recordar que también el actual campeón comenzó así el pasado curso: sin brillo, entre críticas, pero con su portería a buen recaudo. El Celta es, en efecto, el equipo que menos tantos ha encajado de la categoría, pero hay otros diez que han sumado los mismos o más goles que él. Y cada una de sus victorias ha dejado una sensación excesiva y el agrio sabor de boca de los malos partidos. El choque de Valencia, tres jornadas atrás, resultó paradigmático. Por primera vez se reconocía inferior al rival, le entregaba la pelota y se encogía para arrebatarle un punto, aunque un accidente le diera finalmente los tres. Se empezó a hablar en Vigo de pacto con el diablo, de renuncia al equipo que se llamó La Máquina a cambio de puntos a cualquier precio. Pero la fortuna ha empezado a cobrarse su deuda con el Celta. Transcurridas siete jornadas, 630 minutos, sólo ha transmitido buenas sensaciones durante un cuarto de hora frente al Mallorca y otros quince minutos, los iniciales, ante al Atlético. El resto, un suplicio. Hoy tiene otra prueba ante el decaído Athletic.

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