Columna

PP versus Zapatero

El éxito de Zapatero en el debate de la nación, en el debate de presupuestos y, como colofón, el acto multitudinario en la plaza de Vista Alegre, con motivo del aniversario de la victoria socialista de 1982 y la proclamación de José Luis Rodríguez Zapatero como candidato a la presidencia del Gobierno, ha puesto nervioso al PP. En primer lugar, porque todavía Aznar no ha decidido quién ha de ser su sucesor. Con lo cual, Zapatero se encuentra ante un rival desconocido. ¿Quién va ser el candidato del PP al que Zapatero tenga que enfrentarse en las próximas elecciones? Nadie lo sabe. Sólo Aznar. P...

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El éxito de Zapatero en el debate de la nación, en el debate de presupuestos y, como colofón, el acto multitudinario en la plaza de Vista Alegre, con motivo del aniversario de la victoria socialista de 1982 y la proclamación de José Luis Rodríguez Zapatero como candidato a la presidencia del Gobierno, ha puesto nervioso al PP. En primer lugar, porque todavía Aznar no ha decidido quién ha de ser su sucesor. Con lo cual, Zapatero se encuentra ante un rival desconocido. ¿Quién va ser el candidato del PP al que Zapatero tenga que enfrentarse en las próximas elecciones? Nadie lo sabe. Sólo Aznar. Pero, ¿lo tiene decidido? Esta situación me recuerda la desazón que producían entre los miembros del Movimiento los silencios de Franco. ¿Cuál será la decisión del Caudillo ante un posible cambio de Gobierno? ¿A quién cesará y a quién nombrará? ¿Cuál será el rumbo del régimen? ¿Apertura? ¿Involución? Los altos cargos del Movimiento vivían pendientes de la decisión omnímoda de su jefe nacional como ahora los altos cargos del PP viven pendientes de la decisión omnímoda de su jefe de partido. Se miraba con ansiedad hacia la lucecita del Pardo como ahora hacia la de la Moncloa. Y así tenemos que el candidato socialista se encuentra sin oponente. Lo cual supone que tenga que soportar las tarascadas de unos cuantos segundones: éstos, por ver si consiguen el nombramiento de oponente oficial, haciendo méritos ante el jefe, y aquéllos, simplemente, por llamar su benévola atención. Zaplana, por ejemplo, agudiza su ingenio y lanza la acusación de que 'Zapatero trata de ocultar con sus golpes de efecto el no tener alternativa ni programa'. Pues nada, si usted lo dice... Luego viene Rajoy y ante unas preguntas comprometidas de diputados socialistas en el Congreso, responde pidiéndole al PSOE 'lealtad'. ¿Al PP? Eso quisieran. No hablemos de Arenas, que acusa a Zapatero de abrazar a Felipe González y le amenaza con que el pueblo tiene memoria histórica. ¡Ay, si el pueblo tuviese memoria! ¿Creen que ustedes saldrían bien librados?

fburguera@inves.es

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