Un seductor
Por el Mocambo se deja caer algunas noches Paolo Conte. El Mocambo, imaginario club de jazz o cabaré donde mujeres tentadoras bailan mientras él se entrega a la melancolía, está en París. En un París de principios del siglo XX, soñado por este elegante cantautor del Piamonte.
Se levanta el telón y Conte, 65 años, de esmoquin y pajarita, aparece junto a las cantantes de la orquesta. Se confunde entre ellas, con aire despistado y tímido. La canción se titula Razmataz y remite a un París de perdedores y amores traicionados, que sugieren unas canciones que son, más que historias, imp...
Por el Mocambo se deja caer algunas noches Paolo Conte. El Mocambo, imaginario club de jazz o cabaré donde mujeres tentadoras bailan mientras él se entrega a la melancolía, está en París. En un París de principios del siglo XX, soñado por este elegante cantautor del Piamonte.
Se levanta el telón y Conte, 65 años, de esmoquin y pajarita, aparece junto a las cantantes de la orquesta. Se confunde entre ellas, con aire despistado y tímido. La canción se titula Razmataz y remite a un París de perdedores y amores traicionados, que sugieren unas canciones que son, más que historias, impresiones. Es la ciudad de las vanguardias, de la fascinación por la negritud y el exotismo, de las revistas musicales de Josephine Baker o el fraseo del soprano de Sidney Bechet. Un mundo que ya no existe y en el que Paolo Conte, tras medias sonrisas y ligeras muecas de maravilloso histrión, busca escapar de una realidad a menudo irrespirable.
Paolo Conte
Paolo Conte (piano y voz), Daniele di Gregorio (percusión), Jino Touche (contrabajo), Daniele Dall'Omo y Alessio Menconi (guitarras), Massimo Pitzianti (acordeón, bandoneón), Claudio Chiara (saxo tenor y flauta), Luca Velotti (saxos y clarinete), Alberto Mandarini (trompeta), Rudy Migliardi (trombón), Luigi Abenante (cuerno francés), Lucio Caliendo (oboe), Alessia De Filippo y Simona Cazzulani (violines), Federica Michelon (viola), Francesca Ruffilli (chelo), Ginger Brew, Barbara Evans, Daniela Panetta, Laura Conti y Paola Lorenzi (voces). Teatro Albéniz. Madrid, 15 de octubre.
Le llevó años grabar su primer disco a este pulcro abogado de provincias que escribía canciones para Celentano y más tiempo aún le ha costado llegar a Madrid. Aunque desde hace lustros se haya ido ganando un público que le esperaba en la inauguración del Festival de Otoño y que recibió con aplausos las primeras notas de Sotto le stelle del jazz, Gelato al limon o Via con me -'It's wonderful, chips, chips...'- que Conte volvió a ofrecer en uno de los bises -dando a entender por el gesto que hizo con la mano que le iban a cortar el cuello, que ya no le dejaban seguir.
Voz de tabaco y coñá
Las referencias sonoras de Conte son Django Reinhardt y Nino Rota, la tarantela y la música klezmer, Piazzolla y Weill, Fats Waller y King Oliver, el gospel, la milonga y el mambo. En Come di apareció por primera y única vez el kazoo, especie de silbato de plástico que transforma la voz en trompeta estreñida.
La segunda parte del concierto es la más orquestal, con el jazz sensual y salvaje de los años veinte como primera fuente de inspiración, y un arreglo para Gli impermeabili, sobre oboe y cuerno francés, espléndido.
Conte saca partido de sus limitaciones, convirtiendo en arma de seducción un piano percusivo y resumido, y esa voz áspera, de tabaco negro y coñá, con la que canta en italiano, inglés o francés. Como dijo cierto humorista, completamente en serio, Paolo Conte es un insulto a la mediocridad.