Entrevista:ELIA SULEIMAN | Director | ESTRENO | 'Intervención divina'

'No tengo la presunción de contar la tragedia de los palestinos'

El padre de Elia Suleiman servía en la resistencia palestina cuando en 1948 fue detenido por soldados israelíes que le torturaron hasta dejarle en estado de coma. Hoy, su hijo, un palestino nacido en Nazaret hace 42 años que vive en Jerusalén, le ha brindado un homenaje de cine, Intervención divina. Suleiman, que obtuvo el Premio del Jurado en el último Festival de Cannes, estuvo también en San Sebastián, donde presentó su filme, 'una crónica de amor y dolor', protagonizado por él mismo y Manal Khader. Los encuentros íntimos de los protagonistas de Intervención divina tienen luga...

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El padre de Elia Suleiman servía en la resistencia palestina cuando en 1948 fue detenido por soldados israelíes que le torturaron hasta dejarle en estado de coma. Hoy, su hijo, un palestino nacido en Nazaret hace 42 años que vive en Jerusalén, le ha brindado un homenaje de cine, Intervención divina. Suleiman, que obtuvo el Premio del Jurado en el último Festival de Cannes, estuvo también en San Sebastián, donde presentó su filme, 'una crónica de amor y dolor', protagonizado por él mismo y Manal Khader. Los encuentros íntimos de los protagonistas de Intervención divina tienen lugar en el puesto de control del Ejército israelí entre Jerusalén y Ramala.

Pregunta. Usted nació en Nazaret y con 21 años se trasladó a Nueva York. ¿Cómo recuerda su adolescencia?

'Empiezo a descubrir que estoy muy influenciado por las historias de mi padre'

Respuesta. No tengo una crónica de recuerdos. Lo que recuerdo es Nazaret como una pequeña ciudad, una aldea sin tierra. Recuerdo que vivíamos en un pequeño lugar, con una cierta dulzura, una ternura que ahora ha perdido. Nazaret es hoy un gueto, una ciudad sin empleo, con gran desesperación.

P. ¿Porqué toma la decisión de regresar e instalarse en Jerusalén? ¿Cómo vive un palestino en Jerusalén?

R. No es ser palestino, no se trata de eso. La Comisión Europea me ofreció la puesta en marcha de un departamento de cine y medios de comunicación en la Universidad de Bir Zeit. Luego empecé a preparar mi primer largometraje. Fue una combinación de muchas cosas. Estaba ya algo cansado de Nueva York y necesitaba un cambio. Nunca había vivido en Jerusalén y me encanta la experiencia, sobre todo la de enseñar en la universidad. En un momento dado, dejé de dar clases porque no soy un maestro. Pero viví la experiencia de enseñar cine a una generación que acababa de salir de la primera Intifada.

P. El intelectual palestino Edward Said, elegido recientemente premio Príncipe de Asturias de la Concordia junto al músico Daniel Barenboim, asegura que la violencia palestina es fruto de un pueblo desesperado y oprimido. ¿Comparte su opinión?

R. Totalmente. La causa y la consecuencia de la situación es clara. Nadie se pregunta de dónde sale esa gente desesperada para hacer lo que hace. Y el primero que conscientemente no se formula la pregunta, y lo digo en un tono acusador, es el Gobierno israelí, que seguro que lo sabe y está manipulando los medios de comunicación para continuar con el aniquilamiento sistemático de todo aquello que significa la identidad palestina. Lo que está sucediendo hoy, el fascismo que Israel está ejerciendo, es no sólo duro, sino pornográfico.

P. ¿Como cineasta, siente la necesidad de hablar o retratar las injusticias que vive su pueblo?

R. No. Hago imágenes porque me gusta componer imágenes. Vivo en ese país, tengo recuerdos, absorbo la realidad. Yo no fui al punto de control fronterizo, él vino a mí. Y se convirtió en parte de lo que es una autorreflexión. Lo que se ve en Intervención divina es una estetización de esa realidad, tal y como yo la he absorbido. Lo que hago es un autorretrato, creado y sacado de la intimidad, de lo que vivo, de la búsqueda interior que realizo, y esa búsqueda implica también el modo de narrar una historia. No tengo la presunción de contar la tragedia de los palestinos. No estoy haciendo un documental.

P. ¿Intervención divina se ha rodado en sitios reales?

R. Toda la película se rodó en Israel, pero no en sitios reales. He hecho cine. He construido el puesto de control. Sólo hemos rodado dos escenas en Francia, la de los ninjas, por razones técnicas, y la de la explosión de un tanque israelí, porque los israelíes no estaban muy dispuestos a consentirla.

P. El día que rodó la escena de la explosión del tanque israelí en Francia se encontraba Ariel Sharon, presidente israelí, en visita en el Elíseo. Se ha referido a esa casualidad con satisfacción personal.

R. Cuando me referí a eso, utilicé la ironía, de la misma forma que lo hago en el cine. Es una licencia poética, eso es todo. No tengo nada personal con Sharon. ¿Cómo puedes tener una relación personal con un hombre como ése? Sólo puede ser impersonal.

P. Pero sí parece que ese día recordó a su padre.

R. Es verdad. Eso sí es algo personal, no es Sharon. Mi padre me contó muchas historias y ahora empiezo a descubrir que estoy muy influido por esas historias. Era una persona divertida, nada paternal. Todavía sueño con mi padre. No supe valorar el amor que tuve por ese hombre, algo a lo que también contribuyó el hecho de que no pude estar en su entierro. Era muy buen narrador de historias y ahora me doy cuenta de que esa manera de insistir en vivir y en crear un territorio donde cabe el humor, incluso en situaciones trágicas. Todo eso lo he heredado de él.

P. Intervención divina es una película de silencios en una tierra llena de trágicos ruidos.

R. Sí, es verdad. Cuando alguien llega a Nazaret se da cuenta de que es un lugar tremendamente ruidoso. La tensión es tan caótica que pasas un día allí y lo que quieres es escaparte. Puede que por mi parte exista un deseo de desconstruir un caos y construir un orden. O sea, buscar una estética de la realidad. Otra razón del silencio es porque creo que la imagen no tiene límites en cuanto a su capacidad de decir y de crear cuadros visuales para multiplicar la posibilidad de lecturas. Es una manera de abrir la imagen con la esperanza de una democratización completa para la multiplicidad de espectadores que van a verla.

Elia Suleiman, en el Festival de Cine de San Sebastián.JESÚS URIARTE
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