'Si eres mujer y vigilante, la gente se envalentona contigo'

'Si eres mujer y vigilante privado de seguridad, no sé lo que le pasa a la gente, pero se envalentona más contigo'. Se llama Carmen, lleva dos años trabajando como vigilante en una de las grandes empresas privadas de protección ('no digas el nombre, que van a saber que soy yo y puedo tener problemas') y se la puede ver a diario en un gran centro comercial de Madrid. 'Suelo ir con un compañero porque, la verdad, me evita problemas', explica. 'Desde que nos quitaron la condición de agentes de la autoridad tenemos limitada nuestra capacidad, porque si vas y le dices a alguien que por ahí no puede...

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'Si eres mujer y vigilante privado de seguridad, no sé lo que le pasa a la gente, pero se envalentona más contigo'. Se llama Carmen, lleva dos años trabajando como vigilante en una de las grandes empresas privadas de protección ('no digas el nombre, que van a saber que soy yo y puedo tener problemas') y se la puede ver a diario en un gran centro comercial de Madrid. 'Suelo ir con un compañero porque, la verdad, me evita problemas', explica. 'Desde que nos quitaron la condición de agentes de la autoridad tenemos limitada nuestra capacidad, porque si vas y le dices a alguien que por ahí no puede pasar puede contestarte 'y usted, ¿quién es para impedírmelo? Y no sabes qué decir'. Lo que más le molesta a Carmen, que no hace horas extras para dedicarle más tiempo a su hijo, es 'el desprecio' que a veces siente. 'La gente se cree que en esto sólo trabajan musculitos medio tontos que no saben hacer otra cosa. No entienden que esto es un trabajo, algo especial, pero un trabajo como otro cualquiera con el que poder vivir', concluye.

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