THE ECONOMIST | REVISTA DE PRENSA

Batasuna, prohibida

Un error, a pesar de que el partido político de ETA no merece ninguna simpatía.

No es fácil hacer una defensa de Batasuna. Cualesquiera que sean sus protestas, evidentemente es el ala política del grupo terrorista vasco ETA, cuyas tácticas son tan infames como insostenible su causa. (...) ETA no puede persuadir a la mayoría, ni siquiera de vascos, de que la independencia es una buena idea, quizá porque los vascos no están oprimidos y disfrutan de un alto nivel de autogobierno. (...) Muchos de los miembros de Batasuna son seguramente miembros de ETA. ¿Por qué querría nadie defender a Bat...

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Un error, a pesar de que el partido político de ETA no merece ninguna simpatía.

No es fácil hacer una defensa de Batasuna. Cualesquiera que sean sus protestas, evidentemente es el ala política del grupo terrorista vasco ETA, cuyas tácticas son tan infames como insostenible su causa. (...) ETA no puede persuadir a la mayoría, ni siquiera de vascos, de que la independencia es una buena idea, quizá porque los vascos no están oprimidos y disfrutan de un alto nivel de autogobierno. (...) Muchos de los miembros de Batasuna son seguramente miembros de ETA. ¿Por qué querría nadie defender a Batasuna (...)?

(...) Aunque la violencia no sea popular, la causa del separatismo vasco sí lo es. (...)

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(...) En principio, las democracias -especialmente aquellas tan jóvenes como la española- deberían prohibir partidos políticos sólo en caso de clamorosa actividad antidemocrática. Esto no ha sido establecido en el caso de Batasuna. (...) Lo adecuado habría sido responsabilizar a Batasuna del daño causado por sus alborotadores en sus manifestaciones rituales. (...)

(...) Algunos creen que Aznar está intentando dividir el campo nacionalista para promover los intereses de su propio partido.

No sería tan terrible si funcionara. Sin embargo, lo preocupante es que no servirá en nada para acabar con el terrorismo, aunque hará más difícil encontrar un canal de comunicación cuando llegue el momento, que llegará, de hacer aperturas políticas. (...) Ese momento parece lejano. La ilegalización lo aleja aún más.

Londres, 30 de agosto

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