LA OTRA MIRADA | BARCELONA

La doble Liga

Gaspart ha fichado sin dinero y sin entusiasmo

De todos los aficionados al fútbol de España, los más afortunados en la Liga próxima serán los seguidores del Barcelona, gozadores de una doble expectativa fundamental: los posibles éxitos o fracasos deportivos y la suerte que corra el entrenador con la muerte más anunciada de todos los entrenadores del mundo. Vencido y desarmado por sus fracasos deportivos en el Barcelona y en la selección holandesa, Van Gaal resucitó de entre los muertos como consecuencia de los misterios de dolor de la más secreta economía azulgrana. La mayor parte del barcelonismo se pronunció en contra de su fichaje, pero...

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De todos los aficionados al fútbol de España, los más afortunados en la Liga próxima serán los seguidores del Barcelona, gozadores de una doble expectativa fundamental: los posibles éxitos o fracasos deportivos y la suerte que corra el entrenador con la muerte más anunciada de todos los entrenadores del mundo. Vencido y desarmado por sus fracasos deportivos en el Barcelona y en la selección holandesa, Van Gaal resucitó de entre los muertos como consecuencia de los misterios de dolor de la más secreta economía azulgrana. La mayor parte del barcelonismo se pronunció en contra de su fichaje, pero Gaspart estaba viviendo uno de esos momentos dulces sólo al alcance de algunos cadáveres exquisitos: pueden hacer lo que quieran porque nada ni nadie alterará la redacción de la necrológica.

Gaspart ha descubierto tarde, y a la desesperada, que su condición de ovni (objeto volante no identificado) le permite una libertad de actuación sin límites. Llegó a decir en chino, en falso chino naturalmente, que Rivaldo no era transferible y sólo un pacto con el diablo muy superior al de Fausto o al de Dorian Gray le permite acumular no verdades sin que le crezca la nariz. Eso sí, se le tuerce. Sin dinero para fichar a un entrenador de marca y quemado hasta la ceniza su equipo técnico, resucitó a Van Gaal permitiéndole seguir viviendo en Sitges a este lado del Edén y más cercano que en cualquier otro país a la fuente de placer que el holandés más desea de la Tierra: el jamón de bellota etiqueta negra. Si Van Gaal no fracasa, Gaspart presumirá de esa intuición que le llevó a confiar en él y si Van Gaal no consigue ni la Copa Catalana, el culpable será él y a Gaspart siempre le quedará la salida de haber utilizado astutamente a un mister de transición a la espera del entrenador anunciado, Koeman, el único príncipe heredero global que tiene un porvenir claro.

Gaspart ha fichado no sólo sin dinero, sino también sin entusiasmo, y ha sido el público el que ha vuelto a recurrir al autoengaño para vivir un sueño épico en el que Riquelme ocupa el vacío dejado por Rivaldo y es capaz de enfrentarse al Madrid con o sin Ronaldo.

No sólo el Barcelona vive tiempos de crisis económica. La escasez de aquel dinero alegre que hizo de la Liga española el Far West de presidentes pintorescos y de jugadores fugitivos de países arruinados, propicia una temporada sublimada de un mercado austero, entre rumores de quiebras anunciadas y de impagados probables. Semana tras semana, el guiñol resucitado será convocado por los barcelonistas para que les divierta, aunque sea a base de humor negro. Sólo en el caso de que el equipo gane la Liga, la Copa del Rey, la Copa de Europa y la Intercontinental, Van Gaal y Gaspart serían absueltos de su condición de pesadilla y ocuparían un lugar, nunca excesivo, en la memoria de la comunión de los santos barcelonistas.

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