CARTAS AL DIRECTOR

¡Gracias, Telefónica!

Llevo ocho días con el teléfono estropeado, muerto. Al principio me obstinaba en llamar ingenuamente todos los días al servicio de averías para reclamar, hasta que, de repente, en un momento de lucidez extrema, ayer lo comprendí todo.

Les cuento: soy cliente preferente de Telefónica. Esto, que en un principio yo creía que era el típico título honorífico que no servía para nada, pues resulta que sí, que funciona. Seguramente, Telefónica, preocupada por el alto y creciente importe de mis facturas, debido mayormente a mis dos hijas adolescentes que hacen caso omiso de las quejas mía...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Llevo ocho días con el teléfono estropeado, muerto. Al principio me obstinaba en llamar ingenuamente todos los días al servicio de averías para reclamar, hasta que, de repente, en un momento de lucidez extrema, ayer lo comprendí todo.

Les cuento: soy cliente preferente de Telefónica. Esto, que en un principio yo creía que era el típico título honorífico que no servía para nada, pues resulta que sí, que funciona. Seguramente, Telefónica, preocupada por el alto y creciente importe de mis facturas, debido mayormente a mis dos hijas adolescentes que hacen caso omiso de las quejas mías, y de su padre, ha decidido que nos va a echar una mano para equilibrar el presupuesto familiar y dar una lección a nuestras hijas no arreglándonos el teléfono en una temporadita.

Así que anoche, mientras mi santo y yo disfrutábamos del oasis económico y auditivo en que Telefónica nos tiene sumidos, le decía yo: ¿te imaginas todos esos pobrecillos que no sean clientes preferentes y les arreglen el teléfono en 24 o 48 horas? ¡Qué horror!

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Así que, lo dicho: ¡gracias, Telefónica, por concederme el honor de contarme entre tus clientes preferentes!

Archivado En