Crónica:

Woods afina sus palos

El as del golf logra, en vísperas del torneo de la PGA norteamericana, su 45º triunfo

La conquista del Grand Slam, los cuatro títulos grandes del golf, en un mismo año tendrá que seguir esperando. El estadounidense Tiger Woods, el indiscutible número uno, que los ganó de forma sucesiva entre 2000 y 2001, se impuso en el Masters de Augusta, en abril, y en el Open de su país, en junio, pero ya no pudo con el Open Británico, en julio, en el que triunfó el surafricano Ernie Els.

Sin embargo, su brazo no se encoge por ello. Todo lo contrario. Así, aspira el próximo fin de semana a sumar al menos tres de las cuatro victorias soñadas. La última cita, el Campeonato de la ...

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La conquista del Grand Slam, los cuatro títulos grandes del golf, en un mismo año tendrá que seguir esperando. El estadounidense Tiger Woods, el indiscutible número uno, que los ganó de forma sucesiva entre 2000 y 2001, se impuso en el Masters de Augusta, en abril, y en el Open de su país, en junio, pero ya no pudo con el Open Británico, en julio, en el que triunfó el surafricano Ernie Els.

Sin embargo, su brazo no se encoge por ello. Todo lo contrario. Así, aspira el próximo fin de semana a sumar al menos tres de las cuatro victorias soñadas. La última cita, el Campeonato de la PGA (asociación de jugadores) norteamericana, en Chaska (Minnesota), no la puede afrontar con mejores ánimos.

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No la puede afrontar con mejores ánimos, en efecto, porque en la competición previa, la de calentamiento, ha sumado, a sus 26 años de edad -cumplirá los 27 el 30 de diciembre-, el 45º triunfo de su carrera profesional, 33 de ellos en el circuito norteamericano, incluyendo el Masters en 1997, 2001 y 2002; el Open estadounidense en 2000 y 2002; el asimilado British en 2000, y el Campeonato de la PGA en 1999 y 2000.

Apoyado en su sensacional segunda vuelta, en la que firmó una tarjeta de 63 golpes, nueve bajo par, el Buick Open, en Grand Blanc (Michigan), ha constituido su cuarto éxito del curso, ya que también se anotó, en febrero, en Orlando (Florida), el Bay Hill Invitational. Para ello, eso sí, hubo de romper la resistencia, quebrar la moral, del mexicano Esteban Toledo, que osó encarar el último recorrido a un golpe de él y lo concluyó a cuatro.

Ahora Woods se siente de nuevo bien. 'Necesitaba este empujón y lo he buscado. No se trataba sólo de entrenarme para la siguiente cita', comentó. Y es que la superstición no cabe en su bolsa de palos. Si cupiera, habría valorado quizá que desde el escocés Sandy Lyle, en 1988, nadie ha vencido en un grande tras haberse apuntado la competición inmediatamente anterior.

Tiger Woods estudia la caída de un green.REUTERS

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