El parque nacional del Guadarrama se extenderá sobre 37 pueblos de Madrid

La Comunidad de Madrid y la Junta de Castilla y León han delimitado ya el territorio que pretenden convertir en el futuro parque nacional del Guadarrama. Sus límites se extenderán sobre una superficie máxima de 184.000 hectáreas, de las que unas 100.000 se hallan en la región de Madrid. Si se cumplen los planes de ambos Gobiernos con respecto a esta zona natural, los términos de 37 municipios de Madrid y 35 castellano-leoneses quedarán protegidos por ley.

Se prepara así una batalla legal en la que ganaderos, madereros y constructores formarán previsiblemente un frente común ante las adm...

La Comunidad de Madrid y la Junta de Castilla y León han delimitado ya el territorio que pretenden convertir en el futuro parque nacional del Guadarrama. Sus límites se extenderán sobre una superficie máxima de 184.000 hectáreas, de las que unas 100.000 se hallan en la región de Madrid. Si se cumplen los planes de ambos Gobiernos con respecto a esta zona natural, los términos de 37 municipios de Madrid y 35 castellano-leoneses quedarán protegidos por ley.

Se prepara así una batalla legal en la que ganaderos, madereros y constructores formarán previsiblemente un frente común ante las administraciones. Dentro de los parques nacionales está prohibida, por ejemplo, la extracción de maderas y los crecimientos urbanísticos deben ser aprobados por la junta rectora de la zona natural.

Además, la futura área protegida se verá sometida al impacto de las infraestructuras proyectadas por Fomento. Entre ellas, la ampliación de la autopista A-6 y el tren de alta velocidad a Valladolid (AVE), el primero que atravesaría un parque nacional en España.

El futuro parque nacional -el decimotercero de España si llega a concluirse- tiene pergeñados ya sus límites máximos, si bien puede sufrir modificaciones en virtud de las alegaciones que presenten los afectados. (Véase gráfico superior).

El Ministerio de Medio Ambiente recuerda que la función de los parques nacionales es 'posibilitar su uso público y la mejora del conocimiento científico de sus valores naturales y culturales, así como fomentar una conciencia social conservacionista, el intercambio de conocimientos y experiencias en materia de desarrollo sostenible, la formación y cualificación de los profesionales que trabajan en ella y su incorporación y participación en redes y programas internacionales'.

Pero estos deseos chocan con la presión urbanística que producen los cinco millones de personas que viven en la vertiente madrileña y que acuden a la sierra a pasar fines de semana y vacaciones. En verano llega a residir hasta un millón de personas en esta parte de la región. Toda la zona está cruzada, además, por autovías y autopistas. En la sierra madrileña, según los datos de la asociación Ecologistas en Acción, hay previsto un crecimiento para los próximos años superior a los 100.000 habitantes como consecuencia de los planes urbanísticos recientemente aprobados. En principio, lo que los dos gobiernos autonómicos han delimitado es el denominado Plan de Ordenación de Recursos Naturales de la Sierra de Guadarrama. En este documento se establecen los usos que serán permitidos en cada una de las zonas en que será dividido el futuro parque nacional. En él se establecen dos áreas principales: el propio parque o área intocable y su zona de afección, donde la normativa medioambiental será más permisiva con la actividad humana. El consejero de Medio Ambiente de Madrid, Pedro Calvo Poch, del PP, admitió ayer que 'el camino va a ser largo y hay que evitar precipitaciones, pero no por ello aminorar la marcha'. 'Nuestra actitud ha de ser inquieta, constructiva y creativa', añadió.

La consejera de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, Silvia Clemente, del PP, remarcó que la situación de esta comunidad autónoma respecto a la de Madrid 'es bien distinta', y advirtió de que en lo correspondiente a la limitación definitiva que se establezca en la cara norte de la sierra, su Gobierno será 'muy riguroso en las figuras de protección', para que haya un equilibrio entre la preservación de los recursos naturales y las actividades tradicionales.

Clemente es de la opinión de que los montes que están bien gestionados, como los pinares de Valsaín o Navafría, en Segovia, no serían suceptibles de entrar en el futuro parque nacional porque, en su opinión, 'ya tienen unos resultados ecológicos y ambientales excelentes'.

La consejera Clemente insiste en que se trata de pinares con aprovechamiento comercial, actividad totalmente incompatible con el Plan Director de Parques Nacionales. No obstante, aclara que 'la única figura de protección no es el parque nacional, sino que hay otras que dan respuesta a necesidades medioambientales, por lo que hay que utilizar la fórmula más adecuada en cada momento, ya que, a veces, lo mejor es enemigo de lo bueno'.

Por su parte, los ecologistas afirman que la propuesta oficial del futuro parque es 'muy insuficiente', y desearían que la zona natural protegida fuese mucho mayor.

Fuera de la propuesta oficial queda el monte de El Pardo, uno de los mejores bosques mediterráneos del mundo. Esta superficie forestal está bajo la gestión de Patrimonio Nacional.