Columna

Estoy reventado

Estoy reventado. Es fácil decirlo, pero difícil sentirlo, y más aún conseguirlo, aunque bueno, aquí en el Tour, quizá sea el logro más sencillo, porque los otros están un poco caros... pero bueno, esa es otra historia.

Ahora bien, cuesta llegar a este punto, porque el cuerpo, que sobre todo es sabio, te avisa antes de llegar a tal extremo. Y tú, que sabio no, pero tonto tampoco, tratas de hacerle caso, pero es que, y eso es lo malo, las circunstancias no ayudan.

Yo soy yo y mi circunstancia, decía Ortega. Soy yo, y todo lo que me rodea; mis compañeros de pelotón, mis ideas y cree...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Estoy reventado. Es fácil decirlo, pero difícil sentirlo, y más aún conseguirlo, aunque bueno, aquí en el Tour, quizá sea el logro más sencillo, porque los otros están un poco caros... pero bueno, esa es otra historia.

Ahora bien, cuesta llegar a este punto, porque el cuerpo, que sobre todo es sabio, te avisa antes de llegar a tal extremo. Y tú, que sabio no, pero tonto tampoco, tratas de hacerle caso, pero es que, y eso es lo malo, las circunstancias no ayudan.

Yo soy yo y mi circunstancia, decía Ortega. Soy yo, y todo lo que me rodea; mis compañeros de pelotón, mis ideas y creencias, ustedes leyentes -alguno habrá, digo yo-, y todo el resto del mundo, incluso esos a los que el Tour les puede sonar a cuento chino, que en su derecho están y bien tranquilos que viven, ¿no?. También son mis circunstancias mi pasado, mi futuro y mi presente en fuga continua que persigo en éste artículo. Un presente que, por cierto, en una extraña pero ya conocida hipérbole, se reduce a mi cuerpo reventado.

Estoy reventado, y eso me hace quizá más orteguiano. Mi vida es un proyecto, un quehacer que da sentido al todo. Salgo en cada etapa reventado, pero dispuesto a inventar lo que quiero ser, dispuesto a aportar mi existencia a la historia, que es lo único que me queda, lo que está aún por escribir. Una historia que me conduce a una derrota, normalmente la del día anterior por no remontarme más en el pasado, que hace que tú, reventado y pesimista, pienses eso de que la historia se repite.

Pero como decía Ortega, todos somos insustituibles y necesarios; yo incluido, a pesar de que esté reventado, de que mañana vuelva a estarlo, y de que ya no recuerde la última vez que no estuve así.

Archivado En