CARTAS AL DIRECTOR

'Queremos ser pobres'

En el artículo de Vargas Llosa del día 7 de julio publicado por este periódico aparece una inquietante frase: 'En tanto que la democratización se ha estancado, o da marcha atrás en países como Venezuela, en el orden económico hay un renacimiento del populismo como consecuencia del fracaso de ciertas reformas y privatización presentadas de manera falaz como neoliberales, de la gravísima crisis por la que atraviesa Argentina y de la que parece irse gestando en Brasil, donde Lula da Silva, líder emblemático del populismo continental, encabeza con cerca del 40% todas las encuestas para las eleccio...

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En el artículo de Vargas Llosa del día 7 de julio publicado por este periódico aparece una inquietante frase: 'En tanto que la democratización se ha estancado, o da marcha atrás en países como Venezuela, en el orden económico hay un renacimiento del populismo como consecuencia del fracaso de ciertas reformas y privatización presentadas de manera falaz como neoliberales, de la gravísima crisis por la que atraviesa Argentina y de la que parece irse gestando en Brasil, donde Lula da Silva, líder emblemático del populismo continental, encabeza con cerca del 40% todas las encuestas para las elecciones presidenciales del próximo octubre'. Es una frase (esta última) inquietante, porque suena a amenaza, y nunca una opción política (honesta, con experiencia más o menos exitosa en varias alcaldías importantes de Brasil, con sus defectos y virtudes) debería estar sujeta al chantaje económico; máxime cuando existe un grandísimo porcentaje de brasileños a los que las políticas económicas llevadas a cabo por los diversos gobiernos democráticos del país ha perjudicado, ha dejado sin posibilidad de desarrollo personal ni social, y para quienes dichas políticas no representan una solución a los problemas cotidianos del país.

Tal vez Mario Vargas Llosa dedicara también su artículo Queremos ser pobres a gente como Chico Mendes, defensor de la Amazonia asesinado por incómodo retrógrado opositor al progreso por las multinacionales madereras, en complicidad con el Gobierno brasileño y el silencio de los organismos económicos internacionales. Tal vez tampoco a Chico Mendes nadie le explicó que su oposición 'antihistórica' a que el Amazonas se esquilmara impunemente servía para dejar de recibir beneficios económicos, por eso seguía obstinado en una lucha tan estúpida, defendiendo algo tan anacrónico como la tierra frente al dinero. O tal vez sí se lo explicara (a é1 y a todos) el rancio caciquismo brasileño (qué curioso, en forma de multinacional) asesinándolo.

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