Columna

...Y parecían ausentes

El fútbol. Me quedo con la ceremonia final. Johansson, impasible; Blatter, contento. ¿Sería por la actuación de Collina, que redimía los arbitrajes anteriores? La cara del perdedor, eso sí, con dignidad. La crueldad de la élite. Los rezos del vencedor, esa parafernalia que tan bien interpretan los brasileños... Ese fenómeno mundial que es el fútbol. Treinta y una selecciones han perdido, una sola ha ganado.

La final. Derroche físico en todos los jugadores. Mayor participación en el juego de Alemania, con poca efectividad. Edmilson fue un defensa más, signo del respeto bras...

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El fútbol. Me quedo con la ceremonia final. Johansson, impasible; Blatter, contento. ¿Sería por la actuación de Collina, que redimía los arbitrajes anteriores? La cara del perdedor, eso sí, con dignidad. La crueldad de la élite. Los rezos del vencedor, esa parafernalia que tan bien interpretan los brasileños... Ese fenómeno mundial que es el fútbol. Treinta y una selecciones han perdido, una sola ha ganado.

La final. Derroche físico en todos los jugadores. Mayor participación en el juego de Alemania, con poca efectividad. Edmilson fue un defensa más, signo del respeto brasileño hacia los alemanes. Fútbol sencillo el germano, con continuidad, seguramente con más iniciativa. Algo insólito. Brasil, intermitente. Con cambios de ritmo, con una sensación de peligro en cada balón que pasaba del medio campo. Les ha faltado control del juego, pero han sido distintos. Kleberson y Gilberto no han mandado en el partido, pero cómo han corrido. Rivaldo, Ronaldinho y Ronaldo parecen ausentes, pero es mejor hacerse amigo de ellos.

Ronaldo. Es una bendición para el fútbol que esté recuperado. Parece callado, bueno; no quiere conflictos ni con compañeros ni con los contrarios. Parece aburrido de lo que el entorno le provoca, pero feliz jugando. Una pared suya, un regate... Es algo diferente. Hace dos meses sus lágrimas eran de tristeza por el scudetto perdido, una imagen que llegó a todo el mundo. Hoy esas lágrimas son de felicidad, posiblemente por la salud encontrada y también por lo que significa para su pueblo.

Roberto Carlos. Felicidades a Roberto. Se merece este premio por todo lo que él da al fútbol.

Camacho. Hizo un buen trabajo. Tuvo la idea de cómo jugar, eligió a los mejores jugadores, mantuvo una buena disciplina. Me gustaría reseñar una anécdota que puede retratarle: de jugadores, al inicio de nuestra llegada al Real Madrid, tuvimos una eliminatoria frente al Derby County. Perdimos 4-1 en su campo. Nada más acabar, en el trayecto a Londres, donde pernoctábamos, y en la habitación del hotel, en una pequeña tertulia, no paró de decir: 'A éstos les metemos seis'. Algo que retumbaba en los oídos de todos los que estábamos en la habitación. Soñábamos. Sinceramente, no sé qué le hacía pensar así, porque fueron superiores. Imagínense lo que dan de sí 15 días -el plazo entre la ida y la vuelta- de obsesión y excitación. Ganamos 5-1, una de las primeras remontadas desde que pertenezco al club. Trabajador, constante, buen corazón, familiar, amigo, capaz, entusiasta, tozudo, sin dobleces, recto. Una persona con principios. Su naturalidad gusta. Impulsivo o calmado, según requiera la situación. Sabrá conducir a la selección en el futuro.

Jugadores. Sin atender a su trayectoria, entrando sólo en lo que han sido en el campeonato. Aunque ser precisos en un abanico tan grande es imposible: carencias en centrocampistas-extremos, al igual que en conductores del juego y en laterales izquierdos. Abundancia en laterales derechos -hay 25 buenos-, centrocampistas adelantados y delanteros centros. En cuanto a centrales, los buenos muy localizados: los tres de España, la pareja de Inglaterra, más Samuel, Metzelder y Márquez. Porteros: el mejor Marcos. Y a partir de ahí, Rustu, Kahn, Casillas y Friedel, el de Estados Unidos.

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