Entrevista:TXIKI BENEGAS | Diputado y ex presidente del PSE-EE

'Los socialistas vascos debemos volver a ser fundamentales dentro del PSOE'

El ex presidente de los socialistas vascos y ex número tres del PSOE, Txiki Benegas (Caracas, 1948) es un superviviente. Con un 'destino político unido al de González', hoy irá a San Sebastián para rememorar los 25 años de la constitución del PSE en Igeldo. Poco antes de la entrevista, celebraba en el Congreso los 25 años de los primeros comicios democráticos. Sólo una docena más de diputados mantiene su acta de diputado desde aquel 15-J.

Pregunta. ¿Tanta celebración no conduce a la nostalgia o a la autocomplacencia?

Respuesta. Podemos hablar de que el balanc...

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El ex presidente de los socialistas vascos y ex número tres del PSOE, Txiki Benegas (Caracas, 1948) es un superviviente. Con un 'destino político unido al de González', hoy irá a San Sebastián para rememorar los 25 años de la constitución del PSE en Igeldo. Poco antes de la entrevista, celebraba en el Congreso los 25 años de los primeros comicios democráticos. Sólo una docena más de diputados mantiene su acta de diputado desde aquel 15-J.

Pregunta. ¿Tanta celebración no conduce a la nostalgia o a la autocomplacencia?

Respuesta. Podemos hablar de que el balance es positivo, porque hemos hecho política en situaciones muy difíciles. No sólo hemos resistido; sin el PSE no se podía hacer nada importante. Éramos necesarios.

'PP y PNV no quieren la unidad democrática, hay mucho cinismo político en lo que dicen'
'Debemos jugar el papel de puente, no ir a arreglar el conflicto con más gasolina'

P. Usted llegó incluso a ganar las autonómicas de 1986.

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R. Pese a lograr dos diputados más que el PNV, me fue imposible formar un gobierno.

P. En la última campaña electoral, González lo recordó desde el estrado con una frase: 'Nos equivocamos, Txiki, al ceder la Lehendakaritza al PNV'.

R. Fue una cesión, pero hay que recordar que el PP entonces tenía dos diputados y EE, con nueve diputados, se negó a apoyarnos. El único escenario era repetir las elecciones o hacer un gobierno de coalición.

P. Y no les fue mal. Ahí comenzó una etapa...

R. Ahí empezó la etapa más positiva de estos 25 años en el País Vasco en todos los órdenes: la etapa de los gobiernos de coalición PNV-PSE. Imperó la concordia, el entendimiento, se firmó el Pacto de Ajuria Enea, hubo una política penitenciaria consensuada, se estuvo a punto de ganar la batalla a ETA.

P. ¿Y qué es lo que ocurrió?

R. Que dos partidos, el PNV y el PP, cambiaron de planteamientos. El PP es quien primero cuestiona Ajuria Enea con el cumplimiento íntegro de las penas.

P. El famoso verano del 93.

R. Todo obedecía a una decisión no exclusivamente del PP vasco, sino nacional. Habían decidido convertir el terrorismo en un asunto electoral. Hoy se puede contar que, en una conversación privada, Aznar le dijo al ministro del Interior, José Luis Corcuera, que no estaban dispuestos a mantener el pacto de Estado en materia de terrorismo.

P. Luego el PNV descubrió Lizarra y la búsqueda de la paz a cambio de soberanismo.

R. La ruptura de la Mesa de Ajuria Enea llevó al PNV a ensayar una aventura soberanista en la que, tras decretar la defunción del Estatuto, creyeron que podían arrancar una tregua irreversible. Fue nefasto, no porque en política no se puedan hacer esas cosas, sino porque la aventura soberanista legitimó a ETA: el PNV acabó defendiendo sus planteamientos. Y eso reforzó a una ETA que tenía un proyecto político agotado. A partir de ahí, estos años han sido un desastre: los dos partidos que gobiernan en España y en Euskadi tiene rotos todos los puentes.

P. Es como si los valores de la transición, el pacto, el entendimiento, sean aquí una rémora.

R. Hay mucho cinismo político. Por ejemplo, se invoca la unidad democrática tras cada atentado, cuando al PP y al PNV no les interesa la unidad democrática.

P. ¿Y dónde está el PSE y su proyecto autónomo?

R. Es nuestra gran misión, mantener con tenacidad que la política de bloques es una equivocación muy seria, sobre todo en un país azotado por el terror. Y jugar el papel de puente, de integración, de rebajar la tensión y no de arreglar el conflicto vasco con más gasolina. En la etapa de González hubo grandes broncas con el PNV, pero siempre se mantuvieron los puentes.

P. Pues se diría que unos piensan sólo en las autonómicas de 2005 y otros en la consulta.

R. Al PP le diría que antes del 2005 hay dos comicios fundamentales que pueden condicionarlo todo: las municipales y las generales. Y no sé como va a concretar el lehendakari la aventura soberanista del PNV. ¿Cuál es el ámbito de la pregunta? ¿Con qué grado de validez jurídica? Ese planteamiento es impropio de un partido que gobierna. Cualquier paso que den con la consulta romperá Euskadi.

P. ¿Y dónde quedó su propuesta para la paz en la que defendía un dialogo sin exclusiones ni condiciones, salvo el silencio etarra?

R. Quizás es soñar, pero yo creo que estos 25 años nos deberían llevar a todos a una reflexión sincera, que no tiene que ser toda pública. También a ETA: 35 años de matar no han dado más que gente en la cárcel, familias destrozadas, víctimas, una vía sin frutos políticos y no ha derrotado al Estado. Y los gobiernos democráticos tampoco han podido acabar con ETA. Es el momento para que paren las armas y ver si la política, sin la coacción, puede diseñar una salida de paz. Un dirigente del IRA dijo: '3.000 muertos y sólo hemos conseguido que Gran Bretaña incremente sus efectivos militares en el Ulster'. Y mire dónde están.

P. Aznar está más con la idea de asestar el golpe de gracia a ETA al ilegalizar Batasuna.

R. Leyes de partidos hay en países sin terrorismo. El problemas es que el Gobierno ha legislado en esa materia para ilegalizar a un partido. Tengo mis dudas de que su aplicación vaya a ser eficaz. El Código Penal aplicado con rigor puede ser tan efectivo.

P. Carrillo dice que al sobrevalorar tanto esa ley, si al final no da resultados, parecerá que el único recurso ya es la fuerza.

R. Comparto esa idea. Soy disciplinado y aceptaré lo que diga mi partido, pero tengo dudas. El acuerdo debe llegar desde el autogobierno avanzado por la vía del Estatuto y la Constitución. El Estado de las autonomías supera con creces al federal: reconoce la singularidad de las haciendas forales y posibilita que competencias exclusivas del Estado puedan ser transferidas.

P. Las potencialidades están ahí, pero la voluntad política...

R. Ese es el problema, hay un problema de entendimiento, de concepción del Estado. También el PNV debe ver que sus actitudes políticas han generado un clima de animadversión en España.

P. El PP defiende desde antes del 13-M de que el PNV ya no es necesario para arreglar esto.

R. En eso están, pero yo diré siempre lo contrario. Prefiero que el PNV esté de nuestro lado para arreglar las cosas y acabar con ETA, que tenerlo enfrente.

P. Pero para eso hace falta un PSE fuerte y autónomo.

R. El PSE tiene que suturar las rupturas internas que produjo la dimisión de Redondo. Y después, ser un partido de prestigio, no ser un gallinero. La ejecutiva debe marcar un camino con claridad. Debemos volver a ser fundamentales en el PSOE y aprender a pensar por nosotros mismos.

P. ¿Veremos esa posición propia en la Conferencia de Elkarri?

R. La he seguido de cerca y me parece muy importante, aunque no se pueden suscribir al 100% sus documentos. Me entrevisté con Victoria Camps y con Jonan Fernández y les dije que su trabajo estaba dando frutos y que igual no tenían que cerrar el proceso. Elkarri puede ser otro instrumento para atraer a los que están en la órbita violenta.