OPINIÓN DEL LECTOR

Sin gas

En Castellón estamos sin gas, yo y, me dicen para consolarme, unos centenares de personas más. Hace unas semanas nos instalamos en un piso nuevo, y desde hace más de tres tenemos la cédula de habitabilidad y los famosos boletines para solicitar el servicio de agua, electricidad y gas, pero lo cierto es que seguimos sin este último servicio. La vivienda ya cuenta con la preinstalación de gas, pero al dirigirnos a la oficina de atención al cliente de Cegas-Gas Natural en Castellón, la respuesta fue que no pueden hacernos el contrato, puesto que 'no está hecha la acometida'.

Al parecer, no...

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En Castellón estamos sin gas, yo y, me dicen para consolarme, unos centenares de personas más. Hace unas semanas nos instalamos en un piso nuevo, y desde hace más de tres tenemos la cédula de habitabilidad y los famosos boletines para solicitar el servicio de agua, electricidad y gas, pero lo cierto es que seguimos sin este último servicio. La vivienda ya cuenta con la preinstalación de gas, pero al dirigirnos a la oficina de atención al cliente de Cegas-Gas Natural en Castellón, la respuesta fue que no pueden hacernos el contrato, puesto que 'no está hecha la acometida'.

Al parecer, no está hecha ni está prevista ni por parte del Ayuntamiento ni de Cegas. A partir de ahí, cualquier intento por nuestra parte para saber por qué no tenemos gas para calentar el agua ni, cuando llegue el invierno, para que funcione la calefacción, ha topado con la respuesta de un funcionario del Ayuntamiento: 'Cegas ya sabe qué tiene que hacer'. Yo estaría encantada de saberlo. En Cegas contestan que las cosas siguen igual y que no saben cuándo van a cambiar. Un amigo me habló del Defensor del Ciudadano del Ayuntamiento, un señor muy amable a quien expliqué que bañar a una niña de poco más de un año calentando cada día en la vitrocerámica eléctrica varias cacerolas no me parecía una buena manera de celebrar el estreno de mi nueva vivienda. El señor no se dejó impresionar y me dijo que lo único que podíamos hacer era insistirle a Cegas. Ahora lo único que tengo claro es que esta noche la vitrocerámica volverá a calentar las cacerolas para la niña y para mi marido y para mí. Eso sí, estoy muy tranquila porque he visto en un anuncio que a las dos de la mañana de un domingo puedo llamar a Cegas y tener la seguridad de que alguien al otro lado del teléfono me atenderá.

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