Entre toros y boxeo
El pasado domingo el Defensor del Lector nos explicó que a pesar de las muchas peticiones recibidas para que El PAÍS deje de publicar sus crónicas taurinas, apoyando la propuesta que Manuel Vicent lanzó en su magnífica columna antitaurina de esta primavera, el diario seguirá publicando información taurina. Bien, lo comprendo; aunque la lidia se halla mucho más en consonancia con la sensibilidad y la línea editorial de Abc que de El PAÍS, comprendo que una parte de sus lectores están interesados en conocer los detalles de la masacre del día anterior.
Sin embargo, y a pa...
El pasado domingo el Defensor del Lector nos explicó que a pesar de las muchas peticiones recibidas para que El PAÍS deje de publicar sus crónicas taurinas, apoyando la propuesta que Manuel Vicent lanzó en su magnífica columna antitaurina de esta primavera, el diario seguirá publicando información taurina. Bien, lo comprendo; aunque la lidia se halla mucho más en consonancia con la sensibilidad y la línea editorial de Abc que de El PAÍS, comprendo que una parte de sus lectores están interesados en conocer los detalles de la masacre del día anterior.
Sin embargo, y a partir del hecho de que hace muchísimos años El PAÍS dejó de publicar información sobre boxeo, que es un deporte olímpico, cuyos practicantes lo hacen voluntariamente y a cambio de dinero, y que también cuenta con muchos adeptos, me pregunto si es que este diario respeta más a los aficionados a los toros que a los aficionados al boxeo. Es decir: ¿respeta más El PAÍS a los aficionados a la tortura de animales que a los aficionados a un deporte olímpico?