CARTAS AL DIRECTOR

Kubala

Conocí a Kubala por medio de mi padre. Siempre me hablaba de él y siempre que lo hacía me recordaba que eran de la misma quinta, la de 1927.

Siempre imaginé a Kubala a través de las explicaciones de

mi padre, que aunque no era un gran entendido en fútbol sí era un buen aficionado. En la época en que Kubala triunfaba en el Barcelona mis padres (por aquella época novios) alternaban los estadios del Barcelona y del Español cada semana a bordo de su inolvidable y cuántas veces nombrada Lambretta.

Cuántas veces he intentado imaginarles subidos a ella y cuántas veces he imaginad...

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Conocí a Kubala por medio de mi padre. Siempre me hablaba de él y siempre que lo hacía me recordaba que eran de la misma quinta, la de 1927.

Siempre imaginé a Kubala a través de las explicaciones de

mi padre, que aunque no era un gran entendido en fútbol sí era un buen aficionado. En la época en que Kubala triunfaba en el Barcelona mis padres (por aquella época novios) alternaban los estadios del Barcelona y del Español cada semana a bordo de su inolvidable y cuántas veces nombrada Lambretta.

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Cuántas veces he intentado imaginarles subidos a ella y cuántas veces he imaginado el juego de Kubala, a quien sólo he podido disfrutar en vídeo, en imágenes color sepia que no dejan de producirme admiración.

Yo soy de la generación del 68 y cuando mi padre me llevaba al campo descubrí a Johann Cruyff, quizá por eso era y es mi ídolo. Nunca vi en directo a Kubala y eso lo siento en el alma. Sé que hubiera disfrutado igual que disfruté con Cruyff. Hoy mi padre estaría triste, lo sé. Una parte de su vida, de su juventud, de su historia se ha ido, al igual que se fue él. Hoy yo también estoy triste; una parte de mí quería a Kubala. Gracias, Kubala, y gracias, papá, por habérmelo presentado.

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