Noche de cumpleaños

Con la pista de la sala reducida a un patio de butacas casi lleno de espectadores y en la noche que precedía a su 28 cumpleaños, la compositora e intérprete de Utah ofreció ante sus emocionados seguidores un correcto y algo frío repaso a su carrera, que la eleva como uno de los referentes del pop acústico norteamericano de los años noventa. Jugando a la versatilidad a la hora de recorrer la vastedad del folclore norteamericano, haciéndolo con ganas y poderío vocal y ayudándose de una banda en la que sobresalía el completísimo guitarrista Stuart Mathis, Jewel fue deslizando algunos de sus prime...

Con la pista de la sala reducida a un patio de butacas casi lleno de espectadores y en la noche que precedía a su 28 cumpleaños, la compositora e intérprete de Utah ofreció ante sus emocionados seguidores un correcto y algo frío repaso a su carrera, que la eleva como uno de los referentes del pop acústico norteamericano de los años noventa. Jugando a la versatilidad a la hora de recorrer la vastedad del folclore norteamericano, haciéndolo con ganas y poderío vocal y ayudándose de una banda en la que sobresalía el completísimo guitarrista Stuart Mathis, Jewel fue deslizando algunos de sus primeros éxitos, como Who will save your soul, bastante despojados de su levedad original y más tendentes al sonido más estándar que ha impreso a su último álbum, y primero en tres años, This way.

A este disco pertenecía el grueso del repertorio: I won't walk away, con la que empezó el concierto; Everybody needs someone sometime, Break me o la ácida The new wild west, en la que cuestiona el papel de su país como líder del mundo. Un buen concierto, aunque siempre dentro de los límites de lo obvio.