LA ALEGRÍA TRAS UN AÑO DIFÍCIL.
La alegría de la afición cántabra se desbordó con el ascenso. Estaba más que justificada tras la enorme decepción del descenso de la temporada pasada y, más aún, después de la difícil campaña actual. Sólo cuando Quique Setién tomó las riendas del equipo en el banquillo, e incluso resistió momentos complicados, se enderezó un rumbo que hasta rozó puestos de otro descenso....
La alegría de la afición cántabra se desbordó con el ascenso. Estaba más que justificada tras la enorme decepción del descenso de la temporada pasada y, más aún, después de la difícil campaña actual. Sólo cuando Quique Setién tomó las riendas del equipo en el banquillo, e incluso resistió momentos complicados, se enderezó un rumbo que hasta rozó puestos de otro descenso.