CARTAS AL DIRECTOR

Páginas taurinas de EL PAÍS

Gracias a Manuel Vicent por su columna del 12 de mayo titulada La lidia.

Una vez más nos impresiona con su sensibilidad literaria y moral, con la que denuncia el dolor infligido a los toros y el efecto repulsivo que esa tortura produce en muchos lectores de ese diario.

A través de esta carta también nos gustaría proponer la idea de la creación de una plataforma de lectores de EL PAÍS simpatizantes con la idea de M. Vicent de desterrar de un medio tan prestigioso la muestra del dolor y brutalidad propios de una llamada fiesta tan característica de la España más negra y cas...

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Gracias a Manuel Vicent por su columna del 12 de mayo titulada La lidia.

Una vez más nos impresiona con su sensibilidad literaria y moral, con la que denuncia el dolor infligido a los toros y el efecto repulsivo que esa tortura produce en muchos lectores de ese diario.

A través de esta carta también nos gustaría proponer la idea de la creación de una plataforma de lectores de EL PAÍS simpatizantes con la idea de M. Vicent de desterrar de un medio tan prestigioso la muestra del dolor y brutalidad propios de una llamada fiesta tan característica de la España más negra y casposa.- José Carlos Prendes Menéndez. Gijón, Asturias.

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Sentí estupor el domingo, cuando leí la columna de Manuel Vicent. La aversión que este escritor siente hacia las corridas de toros es tan respetable como la afición que siento yo hacia ellas. Me parece muy triste que el señor Vicent, con el único argumento de su propia opinión, se 'atreva a soñar con que ha llegado el momento de erradicar la sección de la lidia' de este periódico para, entre otras cosas, evitar disgustos a lectores 'sensibles' (supongo que como él).

Llega incluso a citar como últimos culpables de la continuidad de la sección taurina a don José Ortega Spottorno y al maestro Joaquín Vidal.

El señor Vicent, que, según sus propias palabras, se considera 'un tipo moderno', debería ejercitarse en una disciplina que a mi entender es mucho más importante que la modernidad: la tolerancia. Supongo que nadie le obligará a leer las crónicas de los festejos taurinos ni a fijar su vista en las fotografías que las acompañan, por lo que podría fácilmente evitar la 'sensación cutre' que le invade cuando llega a esa página del periódico.

Yo misma experimenté esa sensación mientras leía su columna del domingo y también apliqué el mismo remedio que le propongo a él. Lo que nunca haré será pensar que ha llegado el momento de que EL PAÍS prescinda de los servicios de Manuel Vicent.- Mónica Martínez Pérez. Madrid.

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