OPINIÓN DEL LECTOR

Estreno en el Capitol

La compañía que represento estrenó ayer una función de teatro en la sala Capitol de Barcelona.

A los pocos minutos de iniciar el espectáculo un espectador empezó a hacer comentarios en voz alta, comentarios que no cesaron durante toda la representación y que impedían la correcta audición y concentración del resto de los espectadores y de las propias actrices que estaban sobre el escenario.

Hasta tal punto llegó el comportamiento incorrecto de dicho espectador que en un momento dado empezó a intervenir en los diálogos contestando a los textos de los personajes y sembrando el desco...

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La compañía que represento estrenó ayer una función de teatro en la sala Capitol de Barcelona.

A los pocos minutos de iniciar el espectáculo un espectador empezó a hacer comentarios en voz alta, comentarios que no cesaron durante toda la representación y que impedían la correcta audición y concentración del resto de los espectadores y de las propias actrices que estaban sobre el escenario.

Hasta tal punto llegó el comportamiento incorrecto de dicho espectador que en un momento dado empezó a intervenir en los diálogos contestando a los textos de los personajes y sembrando el desconcierto, con el consiguiente perjuicio para la concentración de las actrices.

Todo esto entraría dentro de lo anecdótico si no fuera porque el espectador en cuestión se reveló posteriormente como Pablo Ley, crítico del reputado diario EL PAÍS.

Es lamentable que un colaborador de tan prestigioso medio de comunicación no guarde la compostura que la educación elemental dicta, sobre todo porque él cuenta con el privilegio de poder expresar su opinión en un influyente medio y que evidentemente un teatro es un lugar donde los actores deben ser protagonistas, no los críticos.

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