Crónica:BALONCESTO

La presión atenaza al Pamesa en su gran día

El conjunto valenciano pierde la Copa Saporta de baloncesto ante un Siena más acertado

En su gran día, en la búsqueda de su primer título europeo, al Pamesa le pudo la presión y cayó en la final de la Copa Saporta ante el Siena, un rival que no demostró ser superior, pero que se enganchó al acierto de Naumoski y a su tiro exterior para alzarse con el título.

Los nervios pusieron los grilletes al juego de ambos conjuntos durante el primer cuarto, especialmente al valenciano. El Pamesa no anotó hasta los tres minutos y medio y dio señales de excesivo nerviosismo durante todo el encuentro: Alston y Hopkins fallaron canastas cómodas bajo los aros, Paraíso desapareció del mapa...

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En su gran día, en la búsqueda de su primer título europeo, al Pamesa le pudo la presión y cayó en la final de la Copa Saporta ante el Siena, un rival que no demostró ser superior, pero que se enganchó al acierto de Naumoski y a su tiro exterior para alzarse con el título.

Los nervios pusieron los grilletes al juego de ambos conjuntos durante el primer cuarto, especialmente al valenciano. El Pamesa no anotó hasta los tres minutos y medio y dio señales de excesivo nerviosismo durante todo el encuentro: Alston y Hopkins fallaron canastas cómodas bajo los aros, Paraíso desapareció del mapa y los porcentajes en los tiros libres, tan importantes en las finales, fueron un pesadísimo lastre.

PAMESA 71| SIENA 81

Pamesa Valencia: Rodilla (18), Luengo (6), Paraíso (9), Hopkins (20), Alston (11) -equipo inicial-; Millera, Schmidt (3) y Elson (4). Montepaschi Siena: Stefanov (17), Gorenc (4), Zukauskas (2), Topic (14), Chiacig (9) -equipo inicial-; Naumoski (23), Tolbert (8) y Bulatovic (4). Parciales: 17-14, 14-22, 22-23 y 18-22. Árbitros: Voreadis (Grecia) y Dovidavicius (Lituania). Final de la Copa Raimundo Saporta de baloncesto. Unos 6.000 espectadores en el pabellón Gerland, de Lyón, más de 2.000 de ellos seguidores del Pamesa. Los jugadores del conjunto valenciano llevaron una cinta negra en sus camisetas en señal de luto por el fallecimiento, el pasado domingo, de Salvador Alfonso, directivo del club. El Siena se proclamó campeón de la última edición del torneo.

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Sólo Rodilla, su líder espiritual, intentó sacar al Pamesa del pozo. El base encadenó dos triples consecutivos, sumó nueve de los 17 puntos de su equipo en los primeros diez minutos y volvió a aupar al Pamesa cuando el Siena se marchó en el marcador antes del descanso (26-36). En esos momentos emergió el gran Rodilla, el que impone un sello propio, para enderezar la nave pese a sus problemas físicos -jugó al 75% de sus posibilidades por una lesión en los abductores-, pero fue insuficiente.

La aportación de Rodilla quedó ensombrecida por la del escolta Naumoski, del Siena, un jugador irregular, pero de gran calidad; un suplente capaz de revolucionar a su equipo y ganar por sí solo una final. Naumoski enlazó con el pívot, Chiacig, el mejor de la selección italiana, y la conexión resquebrajó la consistencia del Pamesa en la defensa, tocada por las tres faltas personales que pesaban sobre Alston desde el minuto 8.

El encuentro fue también una prueba de fuego para Paraíso, que ha cargado toda el curso con el peso de ser el fichaje más caro de la historia del Pamesa (1,5 millones de euros). El alero fue una sombra en la primera parte y Casimiro dio entrada a Millera para jugar con dos bases. Tampoco funcionó.

El Siena, conocido como el equipo de la mens sana, hizo valer su mejor defensa para abrir hueco. La telaraña italiana ató a los valencianos, descentrados y con múltiples pérdidas del balón, sin cómodas posiciones de tiro y faltos de personalidad para remontar el vuelo. Tuvo que aparecer de nuevo Rodilla para saludar con cierta igualdad al descanso (31-36).

La segunda parte dibujó el mismo guión: absurdas pérdidas del Pamesa, blando como un flan en la defensa y sólo sustentado por el ímpetu de Rodilla. El Siena afinó su puntería desde el perímetro y cuatro triples seguidos abrieron un abismo (42-54). El grupo de Casimiro se olvidó de cómo atacar y permitió lanzamientos lejanos a los italianos. Casimiro diseñó una zona en la retaguardia, Alston volvió a la pista y el Pamesa, siempre a remolque, reaccionó, pero no le bastó. El Siena destrozó con sus triples y dejó de nuevo al Pamesa, que ya perdió la final del mismo torneo en 1999, sin el título europeo en su gran día.

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