El bombero que degolló a su esposa declara que ella le 'provocó'

Juan Antonio Paños Sánchez, el bombero municipal que desde el pasado lunes está siendo juzgado en la Audiencia Provincial por el asesinato de su esposa, Eva Barahona, en septiembre de 2000, declaró ayer que su mujer le provocó para lograr que él la agrediera físicamente y que le humilló para conseguir que se fuera de casa de la calle de Juglares (Vicálvaro).

Asimismo, el acusado, que reconoció haber atacado a Eva, dijo que ésta 'no hizo nada para defenderse', e insinuó que la víctima buscó que él la golpeara, 'pero no calculó'. Paños argumentó: 'Era psicóloga de profesión, me conocía de...

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Juan Antonio Paños Sánchez, el bombero municipal que desde el pasado lunes está siendo juzgado en la Audiencia Provincial por el asesinato de su esposa, Eva Barahona, en septiembre de 2000, declaró ayer que su mujer le provocó para lograr que él la agrediera físicamente y que le humilló para conseguir que se fuera de casa de la calle de Juglares (Vicálvaro).

Asimismo, el acusado, que reconoció haber atacado a Eva, dijo que ésta 'no hizo nada para defenderse', e insinuó que la víctima buscó que él la golpeara, 'pero no calculó'. Paños argumentó: 'Era psicóloga de profesión, me conocía desde hacía 15 años y sabía perfectamente cómo funcionaba mi cerebro'. La mujer fue degollada y recibió ocho puñaladas.

El propio acusado expuso durante su declaración el relato de los hechos. Según contó, el 27 de septiembre de 2000 Eva Barahona le comunicó que tenía pensado separarse de él y que iba a denunciarlo por amenazas. Esa tarde, el procesado entró en el domicilio conyugal, donde Barahona estaba sentada en una cama, cambiándose de ropa, para recoger unas cosas. 'Entonces, riéndose, ella me dijo que iba a tener que recoger todo porque me iba a denunciar, y que estaba más loco que mi madre, que padeció una esquizofrenia paranoide', aseguró Paños. También indicó que su esposa le había sometido durante dos meses a maltratos psicológicos muy fuertes.

'Fuera de control'

El acusado recordó cómo, acto seguido y 'fuera de control', se abalanzó sobre Eva y le apretó fuertemente el cuello, dejándola gravemente herida. 'Tenía la cara muy morada y los brazos muy rígidos', precisó. Después, el hombre se dirigió a la cocina y tomó dos cuchillos. 'A partir de ahí sólo recuerdo que me vi en el pasillo con las manos ensangrentadas. Lavé los cuchillos y dije: 'Dios mío, ¿qué he hecho?' No intentó socorrerla 'porque no merecía la pena'.

Tras cubrir el cadáver con una manta, el inculpado se cambió de ropa, recogió a su hija de siete años y se fue en coche al trabajo para coger la documentación de su separación matrimonial. De regreso, dejó a la pequeña en casa de una vecina, a la que dijo que tenía que resolver unos asuntos con su esposa. De nuevo en su piso, llamó a la policía y confesó: 'Quiero entregarme. He matado a mi mujer'.

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Ana Isabel Barahona, hermana de la fallecida, relató que en una ocasión Eva le confesó que su marido la había amenazado con clavarle un cuchillo por la espalda, aunque ninguna de las dos mujeres le dio importancia 'porque José Antonio era muy tranquilo y odiaba la sangre', dijo la testigo.

La fiscal, que imputa a Paños un asesinato con la atenuante de arrepentimiento, pide que sea internado 10 años en un psiquiátrico y que indemnice a su hija con 150.253 euros. La acusación particular reclama 25 años de cárcel y sendas indemnizaciones de 360.607 euros para la niña y de 60.100 euros para los padres de Eva. La defensa subraya que el bombero carece de 'dominio sobre su persona'.

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