Consecuencias de la huelga de autobuses

Sufriendo las consecuencias de una huelga de transportes interurbanos que aún no sabemos cuándo finalizará, los ciudadanos de San Lorenzo de El Escorial no tenemos otra opción de transporte público que la que nos proporciona Renfe, la compañía cuya estación más próxima se encuentra en la vecina villa de El Escorial. La estación dispone de un aparcamiento para vehículos de turismo siempre insuficiente, insuficiencia que está más acentuada en días de tráfico especial y que nos ha obligado a aparcar en lugares normalmente no autorizados, aunque sin causar la más mínima molestia a la circulación, ...

Sufriendo las consecuencias de una huelga de transportes interurbanos que aún no sabemos cuándo finalizará, los ciudadanos de San Lorenzo de El Escorial no tenemos otra opción de transporte público que la que nos proporciona Renfe, la compañía cuya estación más próxima se encuentra en la vecina villa de El Escorial. La estación dispone de un aparcamiento para vehículos de turismo siempre insuficiente, insuficiencia que está más acentuada en días de tráfico especial y que nos ha obligado a aparcar en lugares normalmente no autorizados, aunque sin causar la más mínima molestia a la circulación, como podría demostrar si fuera preciso.

Hoy, a mi regreso de Madrid, he comprobado con indignación cómo la Policía Municipal de El Escorial ha aprovechado esta oportunidad para actuar desde la más despreciable vileza e impunidad, parece ser, sancionando a las víctimas de las huelgas del transporte interurbano. Y así, en lugar de procurar la resolución del conflicto intentando paliar, al menos, los perjuicios que éste ocasiona a los ciudadanos (¿para qué están, si no?), las autoridades escurialenses sólo han visto en la huelga de transportes una oportunidad para desmostrar su desvergüenza racaudatoria.

Por ello, permítaseme expresar mi desprecio profundo por el abyecto y antidemocrático comportamiento de las autoridades municipales de El Escorial. Antidemocrático porque, si democracia es el gobierno para el pueblo (y no contra el pueblo), no es de recibo ninguna explicación legalista que anteponga la estricta aplicación de la ley, escrita para situaciones de normalidad, en momentos insólitos como el actual. Me cuesta trabajo no calificar como se merecen a los responsables de la vileza que comento, aunque ellos y los inteligentes lectores saben muy bien el calificativo aplicable. -